Carles Puigdemont ha vuelto a la escena política catalana tras un período de luto por el fallecimiento de su madre. Su reaparición no solo ha reafirmado el compromiso de Junts con la contienda, sino que ha introducido un tono de confrontación política con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

Puigdemont ha desplegado una retórica incisiva al acudir a un lenguaje que retrata a Sánchez como el arquitecto de una estrategia orquestada para desvirtuar la relevancia de la contienda catalana. El líder de Junts ha delineado una imagen de Sánchez como el "protagonista" de una artimaña destinada a erosionar el apoyo a su partido, temeroso de una derrota ante la pujanza de los neoconvergentes.

Con una serie de declaraciones contundentes, Puigdemont ha delineado la postura de Junts de cara al 12-M, marcando la jornada electoral como un plebiscito crucial entre su partido y la coalición liderada por Sánchez. Las acusaciones vertidas no se limitan a la esfera política, sino que también alcanzan la esfera ética y moral, donde Puigdemont ha sugerido que Sánchez está manipulando los sentimientos del electorado con fines electorales.

En su alocución, Puigdemont ha desafiado abiertamente la integridad del presidente del Gobierno, acusándolo de descuidar a aquellos ciudadanos que no respaldan su partido y de desviar la atención de los verdaderos problemas que enfrenta Cataluña. La retórica del líder de Junts ha sido especialmente áspera al denunciar la falta de compromiso de Sánchez con los acuerdos previamente alcanzados, como la amnistía y la organización de un referéndum de independencia.

Además, Puigdemont ha buscado reforzar su posición política presentando a Junts como la única alternativa verdaderamente autónoma para Cataluña, desechando cualquier posibilidad de colaboración con otras fuerzas políticas, como ERC. Este posicionamiento firme refleja la determinación de Puigdemont y su partido de alcanzar la victoria en las elecciones, rechazando compromisos que consideran contrarios a los intereses de la región.

En resumen, la reaparición de Carles Puigdemont en la campaña catalana ha revitalizado el panorama político regional, introduciendo un elemento de confrontación directa con Pedro Sánchez y la coalición que lidera. Sus declaraciones, cargadas de críticas y acusaciones, han delineado una narrativa en la que Junts se presenta como la única opción verdaderamente autónoma para Cataluña, desafiando las estrategias políticas del gobierno central.