El eterno debate de si el tamaño importa o no se puede refutar mostrando una foto del bosque de las Secuoyas del Monte, en Cabezón de la Sal.

En este lugar te encontarás con enormes árboles, algunos de ellos superando los 36 metros de altura, en un entorno de película que hace que te sientas minúsculo ante la inmensidad y grandiosidad de la naturaleza.

La verticalidad de las secuoyas empequeñece al visitante y le obliga a mirar hacia arriba, con asombrados ojos, buscando un cielo que parece que se nos escapa entre sus frondosas capas.

En concreto, este espacio tiene un tamaño de 2,5 hectáreas, y en su superficie hay 848 ejemplares de esta especie, con una altura media de 36 metros y un perímetro medio de 1,6 metros, así como 25 pies de Pinus radiata.

La duda surge al momento, ¿cómo va a haber un bosque de secuoyas en Cantabria? Pues la respuesta es muy curiosa, es simplemente por las necesidades industriales de la zona. Barriendo un poco hacia la historia, allá por 1940, se decidieron plan 848 secuoyas en esta zona dada la rapidez con la que crecen estos árboles y así aprovechar la madera para la industria.

Gracias a esta plantación, no sería necesario depender de materias primas exteriores y los lugareños se ahorrarían los costes.

Sin embargo, este plan finalmente no se llevó a cabo y cuando las secuoyas crecieron ya no les interesó cortarlas.

En el bosque, ubicado en la CA-135, que une las localidades de Cabezón de la Sal y Comillas, puede realizarse una ruta circular de dos kilómetros.

Este espacio es otra joya más que atesora la comunidad autónoma, tanto es así que el bosque es un Espacio Natural Protegido de Cantabria, declarado Monumento Natural,​ e incluido en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Cantabria.