Cantabria y trece comunidades más en España están en el ojo del huracán, preparándose para la llegada de la borrasca Irene, que promete traer consigo una jornada tumultuosa de lluvias torrenciales y vientos huracanados, según los últimos informes de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

La región de Cantabria, conocida por su belleza natural y serenidad, se enfrentará a un día de desafíos climáticos. Las previsiones apuntan a que las lluvias se desatarán con fuerza en la zona, especialmente en Galicia y en la vertiente atlántica peninsular. Se espera que las precipitaciones, inicialmente leves y dispersas, se intensifiquen drásticamente hacia la tarde, transformando la pacífica Cantabria en un escenario de clima extremo.

La cota de nieve está prevista a descender hasta los 1.000 metros, poniendo en riesgo las áreas montañosas y trayendo consigo heladas en las cumbres de la Cordillera. Las temperaturas experimentarán un notable descenso, especialmente hacia el final del día, lo que podría llevar a condiciones aún más adversas.

El viento, protagonista indiscutible de esta jornada, comenzará fuerte y del suroeste, con rachas que podrían alcanzar velocidades alarmantes, especialmente en la Cordillera Cantábrica. A lo largo del día, se espera que el viento gire hacia el norte, disminuyendo su intensidad, pero no sin antes dejar una marca de su furia.

Los residentes de Cantabria y las regiones circundantes están en alerta máxima, preparándose para enfrentar las condiciones adversas que la borrasca Irene tiene en reserva. Este evento climático subraya la impredecibilidad de la naturaleza y la necesidad de estar siempre preparados para lo inesperado. Mientras tanto, la comunidad se une en esperanza y precaución, esperando superar la tormenta con fortaleza y solidaridad.