Condenado a 10 años de cárcel por quemar a un okupa en edificio abandonado

Madrid, 11 feb (EFE).- La Audiencia de Madrid ha condenado a diez años de prisión a un hombre por incendiar en la madrugada del 28 de julio de 2020 un edificio abandonado en la avenida de la Albufera, en la capital, porque sus okupas le molestaban, causando heridas muy graves a uno de ellos, que estuvo a punto de morir quemado.

Madrid, 11 feb (EFE).- La Audiencia de Madrid ha condenado a diez años de prisión a un hombre por incendiar en la madrugada del 28 de julio de 2020 un edificio abandonado en la avenida de la Albufera, en la capital, porque sus okupas le molestaban, causando heridas muy graves a uno de ellos, que estuvo a punto de morir quemado.

En una sentencia, la Audiencia Provincial impone a Joaquín J.J. dicha pena como autor de un delito de incendio con peligro para la vida o la integridad de las personas en relación con otro de homicidio en grado de tentativa y, además, le condena a indemnizar a la víctima, A.P.C.,con 86.358 euros.

El tribunal declara probado que Joaquín J.J. habitaba con su mujer y sus hijos en una chabola próxima al edificio abandonado de gran tamaño, de tres plantas y a medio construir, en el que vivían como okupas dos hermanos y la pareja de uno de ellos y al que acudía con bastante frecuencia un amigo, A.P.C., que se quedaba a pernoctar en muchas ocasiones.

Añade que Joaquín J.J., cuya chabola estaba muy cerca de la entrada del edificio abandonado, se encontraba muy molesto con los okupas porque causaban "ruidos y suciedad y se les escapaba el perro, habiendo tenido con ellos constantes encontronazos".

En la madrugada del 28 de julio de 2020, después de una discusión que tuvo con los okupas porque el perro de estos entró en la parcela de su chabola, Joaquín J.J. entró en el edificio abandonado dando voces y profiriendo amenazas.

Subió a la primera planta, donde los okupas tenían tres somieres de hierro con sus colchones, un sofá, un camping-gas y algunos útiles de cocina, y vio a A.P.C. tumbado sobre dos camas esperando a sus amigos, encontrándose en mal estado, drogado o borracho.

Joaquín J.J. cogió un mechero y prendió fuego a las camas, las dejó ardiendo y huyó mientras las llamas se propagaban con gran rapidez "con la intención de que el lugar ya no sirviera de cobijo a nadie", explica la Sala.

Agrega que A.P.C. se quedó desconcertado, como en estado de shock; no pudo reaccionar a tiempo, notó mucho calor, salió corriendo y gritando entre las llamas y se metió en una fuente en la que se echó agua sobre la espalda junto a uno de los policías que se personaron en el lugar, al que le dijo: "Me han quemado, me han quemado".

A los pocos minutos llegó una dotación de bomberos y una ambulancia del SAMUR que atendió al herido, que dijo al agente que estaba con él que el autor del hecho había sido un hombre que vivía en la chabola.

Los policías nacionales se dirigieron a la chabola, donde "Joaquín J.J., en actitud tranquila, preguntando a los agentes qué hacían allí, como si no hubiera pasado nada, manifestó acto seguido que había discutido, que no aguantaba a los okupas y que los echaba por las buenas o por las malas", siempre según la sentencia.

La Sala destaca que "A.P.C. resultó herido muy grave, estando a punto de perder su vida si no hubiera sido por la rápida actuación de los policías que le socorrieron y por la asistencia del SAMUR, que le llevó a un hospital, donde ingresó con afectación por inhalación de humo y quemaduras en el 43 por ciento de su cuerpo", por lo que le han quedado secuelas. EFE

cng/ros