Cuatro décadas de la Ertzaintza, cuatro miradas desde dentro

Ana Burgueño

Ana Burgueño

San Sebastián, 12 feb (EFE).- Cuenta Jon García Trula, agente de la primera promoción de la Ertzaintza jubilado, que cuando la Policía vasca dio sus primeros pasos se pasaban las pistolas de unos a otros porque no tenían armas suficientes e incluso un compañero llegó a improvisar una antena con la varilla de un paraguas.

La anécdota ilustra las condiciones precarias con las que arrancó este cuerpo en febrero de 1982. Nada que ver con la situación actual; la Ertzaintza es una policía moderna e integral, que ha pasado de sus primeros 603 hombres a 7.571 agentes.

En la segunda promoción ya pudieron acceder las mujeres y lo hicieron 94 de un total de 637 ertzainas. Ahora son 1.223.

Sus miembros celebran este 40 aniversario orgullosos de ser parte de una policía que constituye uno de los símbolos del autogobierno vasco. Una policía que suma quince víctimas asesinadas por ETA.

Y una policía en cuyo germen se volcó el PNV y que no ha estado exenta de polémicas. Uno de los mayores escándalos fue el de las denuncias de irregularidades en el proceso de selección de los aspirantes a ingresar en la Ertzaintza tras filtrase una lista a finales de 1987 con anotaciones sobre la idoneidad del candidato en función de si era o no afín al Partido Nacionalista Vasco.

De lo vivido, del pasado y del presente hablan para EFE cuatro de sus integrantes: García Trula, su hijo Julen, ertzaina como su padre y su hermano mayor; Amaia Sémper, agente de Tráfico, y el jefe territorial de Gipuzkoa, Mikel Treku, todos reunidos en la comisaría de Oiartzun.

PRIMEROS AÑOS Y PRIMERAS MUJERES

García Trula estuvo 35 años en activo y asegura que en los primeros la entrega era total. "No se fichaba. Entrabas en el turno de mañana y podías enlazar con el de tarde y hasta con el de noche. Había que sacarlo todo adelante como fuera", destaca.

Treku, que se incorporó en la quinta promoción, asegura que fue la "ilusión" lo que les movió en esos inicios, con comisarías incipientes como la de Tolosa, situada en el garaje de una antigua fábrica.

La apertura de la segunda promoción a las mujeres despertó recelos. "Yo también tenía mis reticencias -admite García Trula-, pero luego te das cuenta de que funcionan de maravilla".

Amaia Sémper lleva 34 años en la Ertzaintza. Le faltaba aprobar Química para acabar Magisterio, pero una compañera del "euskaltegi" (centro de enseñanza de euskera) le animó a inscribirse en las pruebas y así, pese a aprobar la asignatura pendiente, acabó como policía cuando "jamás" se le había pasado por la cabeza esta salida profesional.

Sabe de la denuncia de dos compañeras de la comisaría de Irun contra un mando por acoso y dice que, en el caso de que se prueben las acusaciones, debe aplicarse al ahora presunto acosador la sanción que corresponda. Ella siempre se ha sentido respetada por sus colegas varones.

Treku asegura que esa denuncia de acoso que se investiga "es puntual". Explica que Asuntos Internos tramita también las quejas ciudadanas sobre conductas no profesionales, algunas de las cuales acaban en sanciones por "faltas muy graves, que son pocas; graves, que las hay, o leves".

UNA FAMILIA DE ERTZAINAS

Jon García Trula no quería que su hijo mayor fuera ertzaina, pero al final lo aceptó, y cuando el segundo, Julen, quiso seguir también sus pasos, le exigió que estudiara primero una carrera y él así lo hizo.

Julen lleva dos años y medio en el cuerpo. "Lo que más me gusta es que no es un trabajo monótono, no me aburro", afirma este patrullero de Seguridad Ciudadana, que como agente no ha tenido que adoptar las precauciones que tomaba su padre en los duros tiempos de ETA.

García Trula explica cómo enseñó a su mujer y a su hijo mayor, que entonces tenía 5 años, a mirar debajo del coche cada mañana cuando la madre llevaba al crío al colegio. Relata que al principio fue como un juego, que consistía en averiguar si en los bajos del vehículo había un "túper", pero que cuando creció y fue consciente de la realidad, comenzó a no dormir, a tener miedo y tuvieron que acudir a una psicóloga.

LOS BUENOS Y LOS MALOS RECUERDOS

Sémper, Treku y García Trula coinciden en cuáles son para cada uno los peores recuerdos, todos vinculados a sus compañeros asesinados por ETA.

La agente cuenta cómo le impactó el asesinato de su jefe, el inspector Montxo Doral, en 1996. "Estaba de baja maternal. Me llamaron a casa y, al decírmelo, se me cayó el teléfono al suelo".

Treku dice que "ha habidos muchos peores momentos". "Acompañar a un padre a ver el cadáver de un hijo asesinado. Escuchar una explosión y ver cómo agoniza una persona. Esas imágenes se quedan en la retina y en la cabeza", recalca.

"La muerte de los compañeros, de Doral, de Joseba Goikoetxea, de Díaz Arcocha, que era como un padre, es un punto y aparte en la vida", lamenta por su parte García Trula, que cree que si alguna vez la izquierda abertzale llega al Gobierno Vasco "sería bueno" que se hiciera cargo de la cartera de Seguridad.

"Así espabilarían un poco, se darían cuenta de que sin policía no se puede vivir", destaca este agente, que lo mejor que se ha llevado al jubilarse son las amistades, de compañeros tanto de la Ertzaintza como de la Policía Nacional y la Guardia Civil.

Con esos dos cuerpos existe una colaboración, "siempre desde el respeto al reparto competencial", señala Treku, que dice que su trabajo tiene en muchos aspectos una similitud con las películas, lo que cree que es "un atractivo" para los jóvenes que entran en la Ertzaintza.

"Existe ese investigador que le da un plus al caso cuando descubre un detalle que el resto no ha visto y que conduce al autor del delito", remarca. Y Julen García apostilla que lo que no ocurre como en el cine "es disparar a una rueda y que el coche salga volando".

Las cosas ya no son como eran hace 40 años. Los robos por internet proliferan ahora como antes los cometidos por heroinómanos. Han bajado también de forma "considerable" los robos a empresas en los últimos años.

Los cambios han llegado también hasta la cúpula de la Policía vasca, que desde el pasado diciembre dirige por primera vez en su historia una mujer, Vicky Landa. EFE

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