"La edad dichosa", una radiografía de la infancia en la obra de Sorolla

Celia Sierra

Celia Sierra

Madrid, 31 ene (EFE).- El Museo Sorolla rastrea la particular representación de la infancia de Joaquín Sorolla, una de sus facetas menos estudiadas del pintor, en “La edad dichosa”, una muestra que reúne piezas del museo, de la Fundación Sorolla y de colecciones particulares que rara vez ven la luz.

La exposición, integrada por medio centenar de obras, se inaugura mañana hasta el 18 de junio, y se podrá visitar en la antigua casa de la familia Sorolla en Madrid, hoy convertido en museo que lleva su nombre.

Podrían haber sido “muchísimas más obras” por la gran presencia de niños a lo largo de su obra, explica a Efe Sonia Martínez Requena, una de las comisarias de la muestra y conservadora de la pinacoteca.

Sorolla fue un pintor muy prolífico -más de dos mil obras catalogadas- y los niños aparecen en un gran parte de ella. De hecho, su primer retrato documentado fue el de un niño muerto en 1879.

SOROLLA: MAR, SOL Y NIÑOS

El mar, el sol y los niños fueron los tres pilares de la obra del pintor valenciano aunque curiosamente el último, la infancia, es de los menos estudiados.

Sonia Martínez y Covadonga Pitarch Angulo, dos conservadoras del museo, decidieron iniciar una investigación en torno a este tema que les ha llevado dos años y que tiene como resultado esta exposición.

La primera sala concentra las obras en las que el niño aparece como centro de la familia, la de Sorolla y la de otras familias burguesas que le encargaron retratos de sus pequeños, concebidos como “recuerdo familiar y símbolo de estatus”.

Sorolla se quedó huérfano con dos años y encontró en su propia familia junto a Clotilde García del Castillo y sus tres hijos -María, Elena y Joaquín-, el pilar de su vida y una inagotable fuente de inspiración.

“Madre” y “El primer hijo”, dos bellas obras en las que Clotilde aparece, primero con su hija Elena recién nacida y luego con María, presiden la sala. La canastilla y la cuna de este último, que compró al inicio de su carrera con gran esfuerzo, han sido reunidas para la exposición.

Aquí se pueden ver los tres retratos de sus hijos, vestidos de impoluto blanco, que permiten apreciar la fineza de Sorolla a la hora de captar la personalidad de cada uno, la tímida Maria Clotilde, la espontaneidad de Elena, que aparece besando una estatua o el carácter atento de Joaquín.

LA ALEGRÍA DEL AGUA

“La Edad dichosa” es espejo del nuevo concepto de maternidad que se impone en siglo XIX, el de la madre devota que cría a sus hijos, u de las nuevas corrientes pedagógicas que refuerzan la importancia del juego en la formación de adultos felices.

En las obras de Sorolla, los niños aparecen jugando con sus juguetes, pintando o disfrutando con el agua.

“La alegría del agua” es un término que acuñó el propio Sorolla y que se refiere al disfrute de los niños en ambientes marinos, que pintó en numerosas ocasiones, y que simboliza de algún modo “la vuelta a la arcadia perdida y celebran los años efímeros de la infancia”, explica Pitarch.

En “La hora del baño”, de la colección de Esther Koplowitz, los niños juegan felices a la orilla del mar, una obra esplendida marcada por rasgos impresionistas y el estudio de la luz.

Las comisarias han querido incluir un cuadro del museo que rara vez se expone, un estudio de un niño en el agua, en el que se puede ver como Sorolla estudia a sus pequeños personajes.

“Aunque la pintura de Sorolla parece muy espontánea, muy rápida, detrás de su obra hay mucho trabajo”, subraya Martínez.

LA “CARA B” DE LA INFANCIA

Más allá de los niños de familias burguesas y acomodadas que aparecen en la obra del genio valenciano. Una parte de sus cuadros son una ventana a la realidad de los niños de clases más desfavorecidas que trabajan o de niños enfermos.

“Niña en la playa del El Cabañal” o “La siesta en Asturias”, donde se puede ver a niños que descansan sobre el lecho de heno tras una dura jornada de trabajo en el campo, son claras estampas de trabajo infantil, aunque el pintor siempre los trata “con cariño”.

Apenas hay crítica social, Sorolla "solo pinta lo que ve”, explican las comisarias.

En este último apartado se ha incluido “Cabeza de niño en el lecho”, que Sorolla pintó con apenas veinte años y en el que aparece el hijo del pintor valenciano Juan Peiró, y el busto de una niña enferma, ambos testigos de la alta mortalidad infantil de la época pese a los avances médicos, que pone el broche a la exposición.

"Claramente había que explorar también esa vía”, subraya a Efe Sonia Martínez sobre este apartado menos amable. EFE

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