Espais Volart reivindica con una retrospectiva al singular Luis Claramunt

Barcelona, 20 ene. (EFE).- Espais Volart ofrece a partir de este jueves la exposición retrospectiva, "Naufragios y tormentas", con la que recorre la fulgurante trayectoria del singular artista Luis Claramunt, a quien reivindica como uno de los más "personales, intensos y dramáticos" de la segunda mitad del siglo XX.

Barcelona, 20 ene. (EFE).- Espais Volart ofrece a partir de este jueves la exposición retrospectiva, "Naufragios y tormentas", con la que recorre la fulgurante trayectoria del singular artista Luis Claramunt, a quien reivindica como uno de los más "personales, intensos y dramáticos" de la segunda mitad del siglo XX.

En siete ámbitos expositivos diferentes, la muestra, que se podrá ver hasta el día 1 de mayo, comisariada por Sílvia Martínez Palou y Àlex Susanna, traza las coordenadas de las diferentes etapas de Claramunt, desde sus años formativos en Barcelona hasta sus siete viajes a Marrakech, que supusieron un cambio radical para él, o el impacto que tuvo una visita que hizo a las cuevas de Altamira.

La Fundación Vila Casas quiere que, a partir de los ámbitos "La isla del tesoro", "Ciudades y paisajes", "Marrakech", "Toro de invierno", "La muela de oro", "Shadow Line" y "Naufragios y tormentas", el público se adentre en el universo de un artista, nacido en 1951 y fallecido en 2000, al que ahora se puede conocer "despojado de la singularidad y el magnetismo que su fuerte personalidad irradiaba".

Con la perspectiva de los años, Àlex Susanna defiende que su obra pertenece a la "gran familia de los expresionistas de todos los tiempos: aquellos que no lo fueron por adscripción a escuela alguna, sino de modo fatal e inevitable", transitando de un expresionismo figurativo a otro más abstracto.

Su itinerario vital estuvo muy marcado por ciudades como Barcelona, Sevilla y Madrid, así como por sus estancias veraniegas en Horta de Sant Joan (Tarragona), sus escapadas a Marrakech, y por su fascinación por la ría de Bilbao.

La exposición tampoco obvia que "nunca admitió imposiciones", así como su "desclasamiento radical" en su juventud, que le llevó "a agitanarse del todo -decidió integrarse en el pueblo gitano durante un tiempo- y a vivir como tal".

Los comisarios remarcan que la comprensión de su obra durante años se resintió de este hecho pero, en palabras de Susanna, "es ahora, cuando el personaje empieza a alejarse de nosotros definitivamente, cuando su obra se nos revela casi desnuda de toda contingencia y se vale más que nunca por ella misma".

Asevera que "no se hace necesario haberlo conocido ni tratado, apenas hace falta saber algo de su peripecia vital, para poder valorar debidamente su obra, no obstante, nada fácil de clasificar, nada amiga de modas, insobornable y personal como pocas. Irreductible, inconfundible".

Por otra parte, los comisarios destacan que Luis Claramunt no pintaba sus cuadros "para ser vistos individualmente, sino que formaban parte de un conjunto". Cada uno de ellos, igual que sus dibujos o fotografías "deben ser entendidos como un fragmento de la misma historia", según apunta Sílvia Martínez Palou.

Tampoco olvida la muestra que desde su traslado a Sevilla en el año 1985 entró en contacto con Juana de Aizpuru, la galerista que le acompañó el resto de su vida.

Su trayectoria acabó como había empezado, con obras sobre el mar, las tormentas y los naufragios, aunque "un mar cada vez menos literario y más mental y abstracto", como queda patente en la subserie titulada "Tormentas de hielo". EFE

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