Jasikevicius o cuando la diferencia está en el banquillo

Francisco Ávila.

Francisco Ávila.

Barcelona, 21 feb (EFE).- No fue a la primera, tampoco a la segunda, sino a la tercera cuando el Barça consiguió el fichaje de Saras Jasikevicius para su equipo. Fue en el verano de 2020 y desde entonces, los azulgrana han levantado tres títulos, el último el de Copa anoche en Granada, pero lo más importante es que ha estado en las seis finales posibles.

Dos Copas (2021 y 2022) y una Liga ACB (2021) conquistadas; frente una final de la Euroliga perdida (ante Anadolu Efes) y dos Supercopas de España, que cayeron del lado del Real Madrid.

Esos son dos de los tres tropiezos sufridos por los azulgrana ante el Real Madrid desde la llegada de Jasikevicius; el otro fue un partido de Liga disputado en el Palau Blaugrana (85-87).

Los otros diez partidos disputados han acabado con victoria de los azulgrana, en una evidencia estadística de cambio de ciclo. El Barça de Saras no ha perdido ningún enfrentamiento disputado en la cancha del Real Madrid, donde acumula victorias en ACB y en la Euroliga, la última hace pocos días (68-86).

La historia de amor del Barça con ahora su entrenador nació cuando Jasikevicius firmó en el verano de 2000 por el equipo que entrenaba Aito García Reneses. El técnico madrileño fue el que reconvirtió a aquel escolta, en un base extraordinario.

En 2003, Jasikevicius levantó la Euroliga con aquel equipo entrenado por Svetislav Pesic y que lideraban Dejan Bodiroga o Juan Carlos Navarro.

Después se fue a jugar al Maccabi; pasó a la NBA (Pacers y Golden State), volvió a Europa para jugar en Panathinaikos, donde conquistó otra Euroliga (2009) de la mano de Zeljko Obradovic; Lietuvos Rytas, una temporada en el Barça (2012-13) antes de acabar como jugador y empezar como entrenador en el Zalgiris Kaunas.

Por su carisma, su experiencia y su carácter, el Barça tenía claro que Saras tenía que ser su entrenador. Cuando Rodrigo de la Fuente llegó a la dirección técnica, se puso el nombre sobre la mesa. Viajaron en 2016 a Kaunas junto con el directivo de la sección Joan Bladé y el director de las secciones profesionales, Albert Solé.

La falta de 'feeling' con el proyecto impidió concretar un acuerdo. Un año más tarde, en el verano de 2017, con Nacho Rodríguez al frente de la sección de baloncesto, el acuerdo parecía hecho.

La delegación azulgrana volvió a viajar a Kaunas. Saras estaba "mucho más receptivo" y todo parecía estar a punto para la llegada del lituano a Barcelona.

Sólo quedaba que el representante del técnico enviará la petición económica y la sorpresa fue mayúscula cuando se recibió la misma, con unas condiciones inasumibles para el Barça. ¿No se sintió preparado y por eso pidió mucho más de lo necesario? ¿No era el momento para aterrizar a Barcelona?

Saras, criado en la pizarra de Aito García Reneses, Svetislav Pesic o Zeljko Obradovic; dejó pasar aquel tren sabiendo que no era el último. Y así fue.

En el verano de 2020, llegó el momento. Por el banquillo del Palau, después de la marcha de Xavi Pascual, pasaron Georgios Bartzokas, Sito Alonso y Svetislav Pesic, sólo este último consiguió dos Copas del Rey (2018 y 2019), pero el equipo no estaba listo para competir al máximo nivel.

Llegó Nikola Mirotic en el verano de 2019. Pocas semanas antes, el Real Madrid había vencido 68-74 en el Blaugrana y había levantado su cuarta Liga ACB en cinco años. El Real Madrid de Pablo Laso, que conquistó la Euroliga en 2018, era el equipo a batir y con la llegada de Jasikevicius empezaron las cosas a cambiar.

Antes de entonces, el Real Madrid había ganado cinco de los diez últimos días clásicos, ahora todo es diferente. En los últimos trece clásicos, el Barça ha ganado diez, el último la final de Copa (59-64), después de remontar 16 puntos en un partido con tanteo de minibasket.

El Barça empezó perdiendo 19-5. Al descanso la diferencia estaba en 29-18. Dicen que todo cambió en el vestuario del pabellón granadino. Los jugadores azulgrana, conscientes de su mal juego, pensaron que Saras escenificaría su enfado para hacer reaccionar a su equipo, pero parece que no fue así.

"Saras ha estado muy bien. Sobre todo en el descanso. Parecía que era el único que confiaba en el equipo. Ha tenido una grandísima charla, se me puso la piel de gallina. Nos miramos todos y dijimos: vamos tíos, hay que jugar mucho mejor. Creo que esa charla que nos dio en el descanso, ha sido clave", dijo Nikola Mirotic. Muchos pagarían por escuchar las palabras del técnico. EFE

fa/arh