Kaboré, un presidente caído por el hartazgo ante el yihadismo en Burkina Faso

Uagadugú, 25 ene (EFE).- El presidente de Burkina Faso, Roch Kaboré, que dimitió anoche después del golpe de Estado militar iniciado el pasado domingo, llevaba meses en la cuerda floja por el hartazgo social con el terrorismo yihadista que sacude el país.

Uagadugú, 25 ene (EFE).- El presidente de Burkina Faso, Roch Kaboré, que dimitió anoche después del golpe de Estado militar iniciado el pasado domingo, llevaba meses en la cuerda floja por el hartazgo social con el terrorismo yihadista que sacude el país.

Kaboré informó de su renuncia al cargo en una misiva manuscrita dirigida al nuevo hombre fuerte de Burkina Faso, teniente coronel Paul Henri Sandaogo Damiba, y publicada después de que los militares confirmaran anoche en la televisión estatal la toma del poder.

Los golpistas le acusaron de "la continua degradación de la situación de seguridad que amenaza los cimientos de nuestra nación".

Kaboré fue depuesto después de ganar las elecciones de noviembre de 2020 para gobernar por otros cinco años uno de los países más pobres del mundo y asolado por el yihadismo.

Vencedor en 2015 en los comicios celebrados tras el levantamiento popular que expulsó al presidente Blaise Compaoré, Kaboré fue visto como un "oportunista" por sus detractores, tras integrar el Gobierno de Compaoré desde que éste asumió la jefatura del Estado en 1987.

Nacido el 25 de abril de 1957 en Uagadugú, capital burkinesa, Kaboré es hijo de profesores, pero su padre emprendió un camino distinto a la enseñanza como asesor técnico del ministro del Interior y ministro de Hacienda y de Salud Pública.

Tras finalizar el bachillerato en 1975, Kaboré marchó a Francia a estudiar en la Universidad de Dijon, donde se licenció en Ciencias Políticas y se especializó en Administración y Gestión de empresas.

Kaboré ha asegurado que no estaba hecho para la política, pero que entró en ese mundo por una "combinación de circunstancias".

LA REVOLUCIÓN DE SANKARA

Tras acabar sus estudios, volvió a Burkina Faso, donde se integró en la Unión de Lucha Comunista - Reconstruida (ULC-R), un movimiento que apoyaba la revolución del militar Thomas Sankara, conocido como el "Che Guevara" africano, que llegó al poder con un golpe de Estado en 1983 y gobernó hasta 1987, cuando fue asesinado y ocupó la presidencia su amigo y compañero de armas Compaoré.

Un año después de alcanzar el poder Sankara, un Kaboré de sólo 27 años fue nombrado director general del Banco Internacional de Burkina faso, puesto que ocupó hasta 1989, cuando Compaoré lo designó ministro de Transporte y Comunicación.

Tras el asesinato de Sankara, prometió fidelidad a Compaoré y alabó la "rectificación de la revolución".

Kaboré fue ampliando su currículum ministerial, ocupando los puestos de ministro de Estado (1990), de la Acción Gubernamental (1991), de Finanzas (1992) y de Relaciones con las Instituciones (1993), además de ser elegido diputado desde 1991.

En 1994, cuando se devaluó el franco CFA -moneda que utilizan catorce países en África occidental y central- Kaboré fue designado primer ministro por su experiencia en la banca.

En 1996, fue relegado a consejero especial de la Presidencia, cuando parece que su relación comenzó a enfriarse con Compaoré.

Desde 2002 a 2012, Kaboré ejerció como presidente de la Asamblea Nacional y, de 2003 a 2012, como presidente del oficialista Congreso para la Democracia y el Progreso (CDP), donde emergió como posible sucesor de Compaoré.

Después surgió la polémica de la Constitución, que impedía a Compaoré optar a la reelección en 2015 y que intentó cambiar en 2014 con un referéndum que al final no se celebró, y una votación en el Parlamento abortada por manifestantes que incendiaron el edificio.

El intento de modificación constitucional provocó protestas que empujaron a Compaoré a dejar el poder el 31 de octubre de 2014 y exiliarse a la vecina Costa de Marfil.

Kaboré, contrario a ese cambio, dimitió en enero de 2014 como presidente del CDP.

LA "GUERRA" CONTRA EL YIHADISMO

Tras una corta transición, Burkina Faso celebró el 29 de noviembre de 2015 elecciones presidenciales, que ganó Kaboré al mando del nuevo Movimiento Popular para el Progreso (MPP).

Algunos expertos aludieron entonces a un "cambio en la continuidad" del régimen de Compaoré, pero su caída puso fin a los pactos del Gobierno con los yihadistas para no atacar Burkina Faso.

En sus primeros cinco años como presidente, Kaboré implementó la atención médica gratuita para mujeres y niños menores de cinco años, mejoró el suministro de agua potable y construyó nuevas carreteras.

Pero no resolvió el problema acuciante de la seguridad en el país, que sufre ataques yihadistas desde abril de 2015 de grupos aliados a Al Qaeda y el Estado Islámico.

"Tengo la convicción de que en la unidad y cohesión nacional saldremos victoriosos de esta guerra que imponen a nuestro pueblo y a todos los demás pueblos del mundo", dijo tras el primer ataque yihadista en Uagadugú en enero de 2016, que provocó treinta muertos.

La gota que parece haber colmado el vaso de la paciencia de la población fue un atentado perpetrado el pasado 14 de noviembre en el norte del país, que causó al menos 53 muertos.

Este ataque generó enorme indignación y dio pie a manifestaciones contra la inseguridad que exigieron la dimisión de Kaboré.

Al inicio del golpe de Estado del domingo le precedió el sábado un día de manifestaciones convocadas para expresar el gran descontento por la inseguridad y demandar, una vez más, su renuncia.

Los ataques yihadistas han provocado más de 1,5 millones de desplazados internos, una "guerra" perdida, de momento, que ha defenestrado a Kaboré. EFE

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