Manos Unidas urge actuar contra el hambre: la indiferencia condena al olvido

Madrid, 9 feb (EFE).- La pandemia ha ampliado la brecha entre países ricos y pobres y, si no ponemos remedio, va a condenar a la pobreza a 500 millones de personas más en el mundo -la población de toda la UE-, advierte Manos Unidas en su nueva campaña: "Nuestra indiferencia los condena al olvido".

Madrid, 9 feb (EFE).- La pandemia ha ampliado la brecha entre países ricos y pobres y, si no ponemos remedio, va a condenar a la pobreza a 500 millones de personas más en el mundo -la población de toda la UE-, advierte Manos Unidas en su nueva campaña: "Nuestra indiferencia los condena al olvido".

La organización de la Iglesia católica en España para la lucha contra la pobreza quiere con esta iniciativa "mover conciencias adormecidas y anestesiadas y sacar lo mejor que todo ser humano lleva dentro" para combatir las desigualdades que alimentan y cronifican el hambre y la pobreza.

"Pido a quienes piensan que acabar con estas lacras no es algo que le corresponda, que se quiten la máscara que les anestesia y no den la espalda al drama que supone la supervivencia diaria para millones de personas más allá de nuestras fronteras", ha señalado su presidenta, Clara Pardo, en la presentación este miércoles de la campaña.

Durante los próximos 12 meses, Manos Unidas va a centrar su trabajo en ese objetivo y en la defensa de los derechos humanos a través de sus proyectos: en 2021 realizó 474 nuevos proyectos por importe de 31,5 millones de euros, que mejoraron la vida de 1,5 millones de personas, ha recordado.

En este acto, el jesuita Álvar Sánchez (Marruecos) y el doctor Carlos Arriola (Guatemala) han mostrado la dura realidad de colectivos golpeados por el hambre y la pobreza: la población migrante que llega a la ciudad marroquí de Nador con el objetivo de llegar a Europa para lograr una vida mejor y la comunidad indígena Chortí en la localidad guatemalteca de Jocotán, ancestralmente discriminada y marginada.

"Excluir de nuestro círculo al extranjero, tratar de ocultarlo tras el velo de nuestra indiferencia, nos condena a un olvido mutuo y limita nuestra humanidad y libertad. Defender a las víctimas nos humaniza y vencer el miedo a lo desconocido nos hace más libres", ha explicado el jesuita, que trabaja con jóvenes marroquíes en exclusión social para facilitarle formación profesional y oportunidades de inserción social y laboral.

Por su parte, el doctor Arriola, ha denunciado que en Colombia, donde la pandemia ha incrementado la inseguridad alimentaria sobre todo de la poblaciones indígenas y campesinas, el hambre es una de las realidades olvidadas y lleva a la muerte cada año a decenas de niños wayúu en el desierto de la Guajira.

"Que si unas personas tienen más que otras es porque tuvieron otras oportunidades y las supieron aprovechar y hoy pueden estar mejor, pero si los postergados corren bien, los de adelante no irán tan lejos. Lo que siempre les digo a mis compañeros de trabajo: «Hagamos las cosas con amor, con pasión, porque al final de nuestra carrera solo lo que sembramos será perdurable", ha concluido. EFE

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