Montevideo prepara su desfile tradicional tras un año de ausencia

Montevideo, 1 feb (EFE).- La calle montevideana de Isla de Flores ya se apresta a escuchar, tras un año de ausencia por la covid, el redoble de los tambores en el tradicional desfile de Llamadas, momento culmen del Carnaval uruguayo.

Por la principal calle que atraviesa el corazón de los barrios Sur y Palermo de la capital uruguaya, marcharán los próximos 3 y 4 de febrero 50 comparsas de negros y lubolos (blancos pintados de negro) al compás del candombe, el ritmo de la comunidad afrouruguaya que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.

Por este motivo, en los últimos días decenas de obreros trabajan en la instalación de las vallas perimetrales y las gradas para el público, además del alumbrado y la pintura de las calles para albergar una de las jornadas más importantes del Carnaval uruguayo.

Pese a que se especuló con un cambio de escenario y que las Llamadas se celebraran, como el Desfile de Carnaval y de las Escuelas de Samba, en el Parque Rodó, sobre la costa del Río de la Plata, finalmente se mantuvo su lugar tradicional.

Por el aumento de casos debido al ómicron en Uruguay, la Intendencia (gobierno regional) de Montevideo habilitó un aforo del 70 %, sin que sea necesario presentar el carné de vacunación, aunque sí es obligatorio permanecer sentado y con el tapabocas puesto.

Las Llamadas serán una "explosión de alegría en los corazones" de los uruguayos, indicó este lunes a la prensa la intendenta, Carolina Cosse.

Además, detalló que cada noche se habilitarán 6.059 sillas, 1.344 palcos y 25 puestos accesibles para personas con discapacidad.

La edición de 2020 quedó suspendida cuando a finales de 2019, tras nueve meses de control de la pandemia, Uruguay empezó a vivir un repunte de casos, lo que llevó a las autoridades a impedir las aglomeraciones y tanto el concurso de murgas como los desfiles quedaron postergados.

El Desfile de Llamadas reúne a miles de uruguayos y turistas para observar en la calle Isla de Flores a las comparsas que, con sus tambores, sus personajes típicos (escobilleros, gramilleros y mamaviejas) y las bailarinas, suelen deslumbrar al público.

El eco y la vibración que hacen retumbar el cuerpo al ritmo del candombe, género con más de 200 años de historia, se expresan a través de los tres tambores --chico, repique y piano-- como símbolo que identifica a la cultura afrouruguaya y que cada vez se extiende más por el mundo. EFE

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