Rutu Modan escarba "Túneles" con humor en el conflicto de Israel y Palestina

Sergio Andreu

Sergio Andreu

Barcelona, 20 feb (EFE).- Camuflada tras una supuesta aventura arqueológica en búsqueda del Arca de la Alianza, la premiada historietista Rutu Modan practica en "Túneles", su nueva novela gráfica, una mordaz vivisección humana de toque "tintinófilo" sobre la tensa, pero inevitable, convivencia entre israelíes y palestinos.

Todo en esta obra parece una farsa, pero no. Aunque "hay algunas exageraciones" y ciertas licencias narrativas, señala la autora en una entrevista con Efe en Barcelona, la mayoría de los elementos que aparecen en sus páginas tienen base real: investigadores vanidosos obsesionados con hallar restos que "legitimen" las raíces judías de Israel, ávidos coleccionistas por hacerse con piezas sin muchos remilgos éticos o religiosos ortodoxos, entre otros prototipos.

"Túneles" (Salamandra) cuenta la historia de Nili, una mujer israelí deseosa de restablecer el honor de su padre, un arqueólogo, incapacitado por la demencia, con el que de niña excavó una enorme galería en búsqueda del mítico arcón que contenía las tablas de la Ley, y que ahora, en una carrera a contrarreloj con otros interesados para hacerse con este poderoso símbolo, decide retomar.

"Conocí a un tipo que junto a su padre entró en Jerusalén de forma ilegal buscando el Arca, y durante un par de años se dedicaron a hacer un túnel muy largo, quedaron en bancarrota y tuvieron que parar, pero aún hoy sigue pensando que el Arca está ahí", afirma la autora sobre una "fiebre codiciosa" que ha dado tanto combustible a la ficción, sin poder olvidar, claro, la saga de Indiana Jones.

Cuando Nili decide retomar la excavación, apoyada por un "glotón" coleccionista que financia los trabajos de forma interesada, con el que se engañan recíprocamente, choca con la realidad cambiante de su país. Según la antigua inscripción que le sirve de mapa, el punto de entrada se encuentra justo detrás del gran muro que separa Israel de los territorios de Palestina, un obstáculo que no la arredra, y opta por construir un túnel, acompañada de la "fauna" local más variada.

"El libro es como una tragedia cómica de la vida de Israel, pero también son otras muchas cosas, la situación política, la maternidad y sobre todo mi punto de vista acerca de la vida en el lugar en el que nací y vivo", comenta Modan (Tel Hashomer, 1966) ganadora de dos Eisner -los Oscar del sector- por dos de sus anteriores obras, "Metralla" y "La propiedad".

La historietista, que vive en Tel Aviv y da clases en Jerusalén, por lo que tiene que viajar allí dos veces por semana, reconoce que esta ciudad sagrada "no es una ciudad fácil", no sólo por el conflicto entre palestinos y judíos, sino por la carga de la historia y una especie de enfermedad mental endémica, dice, "el Síndrome de Jerusalén, que significa que todos los que vienen aquí acaban un poco locos".

Como chaleco salvavidas para sumergirse en "Túneles", Modan elige un punto de vista irónico, alejado de la tensión, porque "para sobrevivir en esta zona necesitas el humor, ver lo absurdo de todo".

La novela refleja el uso de la arqueología como arma política, metáforas históricas o mitológicas como la presencia del Arca (que protegerá al pueblo de Israel) y de otros restos, que justificarían la misma existencia de Israel en un territorio tan explosivo desde el punto de vista geopolítico.

"Tenemos esas antiguas leyendas que demuestran que pertenecíamos a este lugar. Ésta es la diferencia entre nosotros y los palestinos. Somos una nación sin raíces y necesitamos excavar en el suelo para buscarlas. Los palestinos no necesitan justificación, no sienten que tienen que buscar su raíces, simplemente están allí y creo que esto forma parte de esta mala comprensión", argumenta la autora.

Para Modan, si alguna vez existió el motor de toda la trama, esa esquiva arca -ella cree que sí- hace muchos años que desapareció por la codicia de los expoliadores que se quedaron con el oro que la recubriría y destruyeron lo demás sin muchos miramientos.

"Hay cosas que sólo existen en nuestra imaginación y aunque sólo existan en nuestra imaginación tienen mucho poder, porque la imaginación también forma parte de nuestra realidad", remarca la autora sobre la influencia política y social de algunos mitos.

El lector reconocerá la inspiración en la factura visual que las aventuras del Tintin de Hergé tienen en "Túneles", con personajes casi homenaje a las historias del dibujante belga, como la mujer del coleccionista que le obliga a deshacerse de sus piezas por haber hecho negocios con guerrilleros de ISIS, y que es un espejo, no demasiado deformado, de la insoportable Bianca Castafiore, que atormenta al capitán Haddock con sus excentricidades.

"Soy una gran fan de Hergé, sobre todo de la forma que cuenta las historias. Esta novela es como un libro de Tintin a la búsqueda del tesoro. Quería coger ese entorno de atmósfera ligera para poder hablar de estos temas tan cargados", desvela Modan.

Y uno de esos temas que se cuelan, aunque sea de forma soterrada, nunca mejor dicho, es la historia de amor homosexual entre el hermano de la protagonista -que hace de espía de sus competidores en el yacimiento- y uno de los trabajadores musulmanes de la excavación.

"Me gustan las historias de amor, pero a Nili no le interesan, tiene otras cosas en la cabeza. Entonces pensé en darle otro toque, con su hermano, y mostrar lo trágico de la división de palestinos y judíos, que, en general, no tienen amigos comunes, no hay parejas mixtas, a excepción de la comunidad gay, quizás porque ya están algo marginados, y en el mundo underground, bajo tierra todo es posible", afirma la dibujante.

"Túneles" parece un guión perfecto para una serie y la autora reconoce que aunque el libro acaba de salir, algo hay.

"He recibido algunos correos, pero tengo suficiente experiencia como para no desmayarme de emoción. Pero cuento un secreto, que ahora ya no lo es, hay un director israelí interesado en hacer una serie, un director israelí entenderá bien la historia. Pero sólo es el principio de un proceso muy largo". adelanta. EFE

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