Carrera a la Casa Blanca

Harris y Trump miden fuerzas en un debate clave para la carrera presidencial

La demócrata, Kamala Harris, (iz) y el candidato republicano, Donald Trump (d). Hyosub Shin
El republicano, Donald Trump, y la demócrata, Kamala, Harris se enfrentarán en un debate televisado, clave para romper el empate técnico en las encuestas, en medio de disputas sobre las reglas y tras importantes giros en la campaña electoral.

Los dos principales aspirantes a la Casa Blanca en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Donald Trump, representante del Partido Republicano, y Kamala Harris, actual vicepresidenta y candidata por el Partido Demócrata, se verán las caras este martes en un debate televisado que promete ser uno de los eventos más importantes de la campaña electoral. Este enfrentamiento será el primer y hasta ahora único debate pactado entre ambos candidatos, un hecho que ha generado grandes expectativas tanto en el entorno político como en la ciudadanía. El objetivo central de este encuentro será inclinar a su favor una balanza de intención de voto que, a día de hoy, se mantiene en un empate técnico, según las encuestas más recientes. Ambos llegan al debate con la esperanza de captar el apoyo de votantes indecisos, especialmente en estados clave, conocidos como swing states, que podrían ser decisivos en la elección del próximo presidente de Estados Unidos.

El desarrollo de la campaña ha dado un giro significativo desde finales del pasado mes de junio. Fue en ese momento cuando el expresidente Trump participó en un cara a cara con el actual presidente, Joe Biden, en lo que fue un evento decisivo para la carrera electoral. Ese debate representó el comienzo del fin de la candidatura de Biden, quien había manifestado un debilitamiento en su desempeño durante el evento. Los titubeos de Biden reavivaron un debate público ya existente sobre su edad y capacidad física y mental para continuar en el cargo, especialmente considerando su estatus como uno de los presidentes más longevos en la historia de Estados Unidos. Este episodio fue agravado por una serie de lapsus verbales y errores públicos posteriores que hicieron aumentar las preocupaciones entre sus seguidores y en el seno del Partido Demócrata.

Ante el evidente desgaste de su figura, Biden se vio forzado a ceder el liderazgo de la campaña demócrata a su vicepresidenta, Kamala Harris. Harris, quien ya había jugado un papel clave en la Administración Biden, pasó a tomar las riendas de la campaña, enfrentándose directamente a Trump en lo que ahora es una contienda electoral de altísima competitividad. Tras asumir este rol, Harris experimentó un fuerte impulso de popularidad, lo que le permitió ganar terreno en las encuestas. Sin embargo, a pesar de ese momento de crecimiento inicial, su campaña ahora enfrenta un desafío crucial: romper el empate con Trump y ganar el apoyo necesario para asegurar la presidencia. Las últimas encuestas, como la publicada recientemente por 'The New York Times', muestran que Trump obtendría el 48% de los votos, un punto más que Harris, quien se sitúa en el 47%.

Una de las claves de esta elección radica en los estados decisivos, o swing states, aquellos territorios donde no hay un ganador claro y cuyo voto podría inclinar la balanza en favor de uno u otro candidato. De acuerdo con las encuestas más recientes, Harris mantiene una ventaja de entre uno y tres puntos porcentuales en tres estados clave: Wisconsin, Michigan y Pensilvania. Estos estados, que fueron fundamentales en las últimas elecciones, se presentan nuevamente como determinantes para el desenlace de los comicios de noviembre. Por otro lado, en estados como Nevada, Georgia, Carolina del Norte y Arizona, ambos candidatos están empatados, lo que refleja la gran competitividad de esta elección. Estos estados también son considerados swing states y, al igual que los otros, no tienen una inclinación clara hacia ninguno de los partidos, lo que los convierte en el centro de atención de ambas campañas.

Las reglas del debate: el foco de las disputas previas

El debate de este martes estará organizado y moderado por ABC News, uno de los principales canales de noticias del país, y tendrá lugar en la ciudad de Filadelfia, en el estado de Pensilvania. Este evento, que tendrá una duración de 90 minutos, ha sido motivo de discusiones entre los equipos de campaña de ambos candidatos, particularmente en lo que respecta a las reglas del debate. Uno de los puntos más controvertidos ha sido el uso de los micrófonos durante las intervenciones de los candidatos. El equipo de campaña de Donald Trump abogaba por seguir las normas implementadas en el debate celebrado en junio, emitido por CNN, en el que solo se permitía hablar a quien tenía el turno de palabra asignado. Esta medida tenía como objetivo evitar interrupciones y garantizar que cada candidato pudiera exponer sus ideas sin interrupciones.

Por su parte, el equipo de Harris prefería seguir las normas tradicionales de los debates presidenciales, que permiten una mayor flexibilidad en las intervenciones y que favorecen un intercambio más fluido entre los candidatos. Según los asesores de Harris, su experiencia en debates y su habilidad oratoria, adquirida durante su etapa como fiscal general de California, le otorgan una ventaja en estos entornos de debate abierto, donde el intercambio de palabras puede ser rápido e intenso.

Finalmente, se ha alcanzado un acuerdo en el que los micrófonos se abrirán y cerrarán en función de los turnos de palabra establecidos por los moderadores. Esta medida, en teoría, podría perjudicar a Harris, quien esperaba capitalizar su destreza en el debate para ganar puntos entre los votantes. Tras aceptar las reglas, el equipo de Harris expresó su preocupación de que Trump quisiera "protegerse frente al intercambio directo de palabras" y evitar el enfrentamiento verbal abierto.

Este tipo de tensiones no es nuevo para Harris. Durante la campaña presidencial de 2020, Harris protagonizó un momento memorable durante su debate con Mike Pence, el entonces vicepresidente de Trump. En esa ocasión, las constantes interrupciones de Pence provocaron el malestar de Harris, quien en un momento dado dijo: "Señor vicepresidente, estoy hablando. Estoy hablando", una frase que fue ampliamente comentada y celebrada en los medios y redes sociales.

Preparativos intensos y expectativas para el debate

En los días previos a este crucial debate, la campaña de Harris ha intensificado los preparativos. Según informaciones publicadas por CNN, la vicepresidenta ha reducido considerablemente su agenda de actos públicos para concentrarse exclusivamente en su preparación para el debate. Harris ha participado en varios simulacros y sesiones de ensayo con su equipo, con el fin de perfeccionar su estrategia y afinar sus respuestas ante posibles ataques de Trump. El entorno político está expectante, ya que este evento podría ser decisivo para definir el rumbo de las elecciones.

Por su parte, Donald Trump ha mantenido un enfoque más relajado en los días previos al debate. Durante un mitin celebrado el pasado sábado, el expresidente se burló de los preparativos de Harris, sugiriendo que la preocupación de su rival refleja su inseguridad ante el enfrentamiento. Trump también afirmó que, independientemente del resultado del debate, los medios de comunicación no le otorgarán una valoración justa. Esta queja es recurrente en su discurso, ya que el exmandatario sostiene que los medios de comunicación estadounidenses mantienen una postura crítica hacia su figura y su campaña.

Trump ha demostrado en las últimas semanas que no tiene intención de apartarse de su estrategia de campaña, basada en un discurso duro y confrontativo. El expresidente ha mantenido un tono severo al referirse a Harris, a quien ha apodado en varias ocasiones "camarada Kamala Harris", un mote que utiliza para vincularla a ideologías de izquierda y, específicamente, al comunismo. Además, Trump ha culpado a Harris de una serie de supuestos problemas, entre ellos el aumento de la inmigración irregular en la frontera sur de Estados Unidos, un tema que sigue siendo central en su retórica política. A pesar de ello, dentro del propio Partido Republicano hay voces que han instado a Trump a moderar su discurso y centrarse en propuestas concretas que puedan atraer a votantes moderados o indecisos.

En cuanto a Harris, su reto no es menor. A pesar de haber ocupado la vicepresidencia durante más de tres años, su figura aún es relativamente desconocida para una parte significativa del electorado estadounidense. En el pasado mes de agosto, Harris concedió su primera entrevista en calidad de candidata a la presidencia. En esa ocasión, se vio obligada a justificar varios de sus cambios de postura política, entre ellos su nueva posición sobre el uso del fracking para la extracción de energía, un tema controvertido dentro del Partido Demócrata. Harris explicó que ya no es partidaria de prohibir esta técnica de extracción, argumentando que ha revisado su posición a la luz de las necesidades energéticas del país.

Una oportunidad única para ambos candidatos

Este debate representa una oportunidad crucial tanto para Trump como para Harris. Aunque no se han pactado más debates entre ambos candidatos, Trump ha lanzado un reto a Harris para celebrar otros dos encuentros adicionales este mismo mes, un desafío que hasta el momento no ha sido aceptado por la campaña demócrata. Tras el debate de este martes, queda por ver si alguna de las campañas cambiará de opinión y reclamará o rechazará la posibilidad de más encuentros. Lo que está en juego es de gran importancia, ya que tanto Trump como Harris están compitiendo por captar el apoyo de un electorado muy dividido.

Las elecciones del 5 de noviembre se acercan rápidamente, y cada movimiento de ambos candidatos puede ser determinante en el resultado final. Los votantes indecisos y aquellos que residen en los swing states tendrán un papel fundamental en la decisión de quién será el próximo presidente de Estados Unidos.