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Alerta de megaterremoto en Japón: ¿Precaución o exageración?

Un mes después del terremoto de la península de Noto, la calle Asaichi en la ciudad de Wajima, prefectura de Ishikawa, Japón. Un terremoto de magnitud 7,6 sacudió el centro de Japón el día de Año Nuevo. Ha pasado un mes desde el terremoto de la península de Noto, y la escena sigue siendo tan trágica como inmediatamente después del desastre. El mercado de Wajima Asaichi, en el centro de la ciudad de Wajima, prefectura de Ishikawa, fue destruido por un incendio masivo que se extendió a más de 200 edificios y arrasó toda la zona. Europa Press / Contacto / James Matsumoto

La reciente advertencia de un posible "gran terremoto" ha generado confusión y preocupación en Japón, un país acostumbrado a los sismos, pero esta vez la alerta ha tenido un impacto inusual.

 

El terremoto de magnitud 7,1 que sacudió el sur de Japón el jueves pasado no causó grandes daños, y la alerta de tsunami fue rápidamente retirada. Sin embargo, lo que siguió fue una advertencia inédita de la Agencia Meteorológica Japonesa (JMA), que alertó sobre un riesgo aumentado de un "terremoto de gran magnitud". Este tipo de advertencia ha desatado una mezcla de inquietud y escepticismo entre la población y los expertos.

Japón, situado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, experimenta más de 1.500 terremotos al año, y la mayoría causan pocos daños significativos. Sin embargo, la reciente advertencia se refiere a un evento sísmico que podría ser catastrófico. Los sismos en la fosa de Nankai, una zona de alta actividad sísmica que se extiende a lo largo de la costa del Pacífico japonés, son conocidos por su potencial destructivo. En 1707, un terremoto en esta área provocó el segundo sismo más grande registrado en la historia de Japón y fue seguido por la erupción del Monte Fuji.

El temor actual radica en que los terremotos en la fosa de Nankai tienden a ocurrir en ciclos de aproximadamente 100 años. Los expertos estiman que hay una probabilidad del 70% al 80% de que un terremoto de magnitud 8 o 9 ocurra en los próximos 30 años. Un evento de esta magnitud podría causar daños billonarios y la pérdida de cientos de miles de vidas.

A pesar de la seriedad de estas predicciones, la capacidad de predecir con precisión cuándo ocurrirá un gran terremoto sigue siendo extremadamente limitada. Robert Geller, profesor emérito de sismología de la Universidad de Tokio, ha criticado la reciente advertencia, calificándola de "poco científica". Según Geller, aunque los terremotos pueden agruparse en series, no es posible predecir si un sismo específico es un precursor de un evento mayor.

La advertencia de la JMA ha sido vista por algunos como una medida de precaución necesaria, especialmente después de que el devastador terremoto de 2011 fuera precedido por un temblor que fue mayormente ignorado. Este sistema de alerta, creado para evitar la repetición de un desastre de tal magnitud, se utilizó por primera vez el jueves, y aunque no se ordenó la evacuación, se instó a la población a estar preparada.

El primer ministro japonés, Fumio Kishida, ha cancelado un viaje a una cumbre en Asia Central para permanecer en el país y supervisar los preparativos. Aunque algunos, como Masayo Oshio, residente de Yokohama, consideran que el gobierno está "exagerando", la advertencia ha llevado a muchos japoneses a revisar sus suministros de emergencia.

Las autoridades locales en las regiones cercanas al epicentro han tomado medidas preventivas, como la apertura de refugios de evacuación y la verificación de rutas de evacuación. Empresas clave, como Jera Co., operadora de plantas térmicas, han activado protocolos de emergencia y revisado sus planes de contingencia.

A pesar del escepticismo de algunos expertos, la advertencia ha servido como un recordatorio de la importancia de la preparación en un país donde la amenaza de un gran terremoto es siempre latente. Como sugiere el profesor Geller, es un buen momento para asegurarse de que se cuenta con suministros básicos como agua, alimentos enlatados y baterías, y para revisar los planes de evacuación.

En última instancia, la reciente alerta ha puesto de manifiesto la complejidad de equilibrar la precaución con la necesidad de evitar el pánico innecesario en una nación que vive bajo la constante amenaza de desastres naturales. La pregunta de si el "gran desastre" está cerca sigue sin respuesta, pero lo que es seguro es que Japón no puede permitirse bajar la guardia.