FIESTA REGIONALISTa

Revilla protagonista de la Fiesta del PRC en Rasines con un discurso centrado en su corrupción

Revilla junto a su plana mayor en Rasines. / X
"Somos el partido más limpio que hay”, afirma Miguel Ángel Revilla mientras negaba los casos de corrupción en el PRC

En la Fiesta Regionalista celebrada en Rasines, Miguel Ángel Revilla volvió a desplegar su retórica conocida, pero esta vez, sus palabras sonaron más antagónicas y desfasadas que nunca. Afirmar que el PRC es "el partido más limpio que hay" no solo es una falacia evidente, sino que también subestima la inteligencia de los cántabros que recuerdan bien los escándalos de corrupción recientes.

Revilla, en su afán por mantener una imagen de integridad, ha decidido ignorar convenientemente los hechos. La trama de corrupción en la Consejería de Obras Públicas de Cantabria es un ejemplo claro de cómo su partido no está exento de los vicios que él mismo denuncia. El caso, que sacudió a la comunidad política y mediática de Cantabria, aún está bajo investigación judicial y ya ha costado la reputación del regionalista José Luis Gochicoa.

Es irónico, por no decir cínico, que Revilla hable de transparencia y limpieza mientras su partido enfrenta acusaciones serias de malversación y manipulación en la adjudicación de obras públicas. Decir que "en nuestras filas no ha habido casos de corrupción" es una burla a los ciudadanos que esperan honestidad de sus líderes. Si Revilla realmente cree en la limpieza de su partido, ¿cómo explica la dimisión forzada de Gochicoa y el batacazo electoral que sufrió debido a estos escándalos?

Revilla también atacó a los medios de comunicación, acusándolos de desinformar y sembrar confusión al informar sobre la corrupción que tuvo lugar durante su mandato. Esta táctica de culpar al mensajero es vieja y desgastada. Los medios no inventan hechos; simplemente reportan la realidad que el público tiene derecho a conocer. Intentar desacreditarlos solo demuestra una falta de responsabilidad y una negativa a enfrentar la verdad.

El secretario general del PRC no solo rehúsa aceptar la responsabilidad por los fracasos de su administración, sino que también evade el debate sucesorio dentro de su partido, manteniendo un control férreo y obsoleto que ya no responde a las necesidades de una Cantabria moderna y dinámica. Su insistencia en evaluar el pacto con el PP hasta septiembre sugiere una táctica dilatoria más que una estrategia política seria.

Las declaraciones de Revilla sobre el uso de recursos públicos también son cuestionables. Afirmar que ha dejado dinero para ser utilizado sin explicar claramente cómo se ha gestionado ese dinero durante su administración es, en el mejor de los casos, una evasión y, en el peor, un intento de desviar la atención de los problemas reales.

"La corrupción es el cáncer de la democracia", dijo Revilla, pero su partido ha demostrado que no está inmunizado contra esta enfermedad. Los ciudadanos de Cantabria merecen líderes que sean honestos no solo en palabras, sino también en acciones. Revilla, con su discurso antagónico y desfasado, parece incapaz de ofrecer la renovación y la transparencia que tanto necesita la política cántabra.

En resumen, Miguel Ángel Revilla ha demostrado una vez más que su retórica populista ya no tiene cabida en una Cantabria que exige transparencia y rendición de cuentas. Su discurso en la Fiesta Regionalista no solo fue un intento fallido de lavar la imagen de su partido, sino también una prueba de que su visión política está completamente desfasada y desconectada de la realidad actual. La comunidad cántabra merece algo mejor que promesas vacías y declaraciones antagónicas; merece un liderazgo renovado y comprometido con la verdadera integridad y progreso.

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