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El lugar en Cantabria donde se sirve el cocido que ha hecho historia: ¿Te lo vas a perder?

Cocido montañés servido en Casa Cofiño. / Redes sociales

En la pequeña localidad de Caviedes, Casa Cofiño se erige como un santuario del cocido montañés, ofreciendo una experiencia gastronómica que rinde homenaje a las raíces culinarias de Cantabria

En un pequeño rincón de Cantabria, en el diminuto pueblo de Caviedes, se esconde uno de los secretos mejor guardados de la gastronomía española: Casa Cofiño. Este humilde restaurante, que comenzó su andadura hace 60 años como la única tienda y bar del municipio de Valdáliga, ha alcanzado el estatus de culto gracias a su especialidad: el cocido montañés.

El cocido montañés, un plato emblemático de Cantabria, no siempre tuvo el prestigio que goza hoy en día. Hace seis décadas, los montañeses de la región occidental disfrutaban de un potaje de alubias blancas y berza con un compango de tocino, morcilla y chorizo que, por entonces, se conocía simplemente como "potaje de berza". Sin embargo, en 1963, el delegado de Turismo y director del Festival Internacional de Música de Santander, José Luis Herrero Tejedor, sintió la necesidad de enaltecer este humilde plato. Inspirado por la envidia hacia la fabada asturiana y el marmitako vasco, Herrero Tejedor decidió rebautizar el plato como "cocido montañés", otorgándole un nuevo nombre que resonara con el orgullo local y la identidad de la región.

Fue en ese mismo año, 1963, cuando José Luis Cofiño y su esposa Anunciación abrieron Casa Cofiño en el centro de Caviedes. El local, inicialmente un pequeño bar y tienda de comestibles que vendía desde fruta hasta conservas, se convirtió rápidamente en un punto de referencia para los lugareños y, eventualmente, para aquellos que venían de más lejos atraídos por la fama de su cocina. Aunque su infraestructura era modesta, con un comedor pequeño y una terraza protegida por una lona azul improvisada, Casa Cofiño pronto ganó reconocimiento por su cocido montañés y otros platos típicos de la región.

Hoy en día, Casa Cofiño sigue siendo un negocio familiar, gestionado por los hijos de los fundadores: Anunciación, María Cruz y Rubén Cofiño Pérez. Estos tres hermanos han continuado con la tradición culinaria de sus padres, manteniendo vivo el legado del restaurante. Entre los platos que destacan en su carta, además del célebre cocido montañés, se encuentran las carnes rojas a la brasa de reses autóctonas y las impresionantes albóndigas (o mejor dicho, albondigones), preparadas según una receta original que incluye carne de vaca picada con ajo, cebolla y miga de pan empapada en leche, frita y servida con una deliciosa salsa de cebolla pochada y crujientes patatas fritas.

Pese a su éxito, Casa Cofiño no habría alcanzado la fama que tiene hoy sin la mejora en las comunicaciones. Durante décadas, Caviedes, situado en la falda sur de la Sierra del Escudo de Cabuérniga y del imponente Monte Corona, era un lugar de difícil acceso para quienes venían de las populares playas de Comillas o Ruiloba. Sin embargo, la apertura del tramo Cabezón de la Sal-Unquera de la A-8 en los años 90 y 2000, que pasa cerca del pueblo, hizo que el restaurante se volviera mucho más accesible, atrayendo a un número creciente de visitantes, incluidos ingenieros de la autovía que, maravillados por el cocido montañés de Casa Cofiño, lo recomendaban entusiastamente.

Además de su cocina excepcional, Casa Cofiño es sorprendente por su impresionante bodega, que cuenta con más de 700 referencias de vinos, un número asombroso para un establecimiento tan modesto. Aquí se pueden encontrar desde grandes vinos de Rioja hasta añadas viejas y vinos de otras regiones, lo que demuestra la pasión de la familia Cofiño por el buen vino.

La fama de Casa Cofiño ha convertido a Caviedes en un destino gastronómico de culto. A pesar de las limitaciones de espacio y la necesidad de una restauración periódica (como la mejora de la techumbre y los aseos), el restaurante continúa siendo un lugar de peregrinación para los amantes del cocido montañés y de la cocina tradicional cántabra. Su clientela sigue creciendo, impulsada no solo por la calidad de su comida, sino también por el boca a boca y la recomendación de quienes han tenido la suerte de descubrir este rincón de Cantabria.

En una reciente visita, a una agradable temperatura típica del Cantábrico, Casa Cofiño volvió a demostrar por qué sigue siendo un referente. Además del icónico cocido montañés, los visitantes pueden disfrutar de platos como una ensalada de tomates cántabros, anchoas de la tierra y rejos (las patas del calamar), todo ello acompañado de los renacidos vinos locales. Entre ellos, destaca el Yenda, un albariño-godello de los Valles Pasiegos, y el Finca Morillas, un mencía-syrah de la Picos de Cabariezo, ambos reflejos de la resurrección gastronómica que está viviendo la Montaña.

Casa Cofiño no es solo un restaurante; es un lugar donde la historia, la cultura y la gastronomía se entrelazan para ofrecer una experiencia única. Desde sus humildes comienzos hasta convertirse en el templo mundial del cocido montañés, este restaurante ha sabido mantener su esencia, ofreciendo a sus comensales un auténtico sabor de Cantabria en cada plato.