TURISMO

¿Sabías que Cantabria esconde un edén? Este pueblo escondido tiene las playas más espectaculares

El Pechón es un paraíso natural que muy pocas comunidades tienen. / A.S.
 Rodeado por frondosos bosques y playas vírgenes, este rincón secreto es el destino perfecto para quienes buscan desconectar en plena naturaleza

Pechón, un pequeño rincón en el municipio de Val de San Vicente, Cantabria, se revela como un auténtico paraíso terrenal que sorprende a quienes lo descubren. Este pueblo costero, ubicado en una península formada por la confluencia de los ríos Deva y Nansa antes de su desembocadura en el Mar Cantábrico, es un edén escondido que ofrece una experiencia única para los amantes de la naturaleza y la tranquilidad.

Llegar a Pechón ya es en sí una aventura. Al abandonar la A-8 y tomar la carretera CA-380, el paisaje comienza a transformarse. Una estrecha vía serpentea bajo un denso dosel de vegetación que, en algunos tramos, forma un túnel verde que parece transportar a los viajeros a otra dimensión. A medida que se avanza, la sensación de adentrarse en un lugar especial se intensifica, y al llegar a la plataforma elevada de El Llano, donde se asienta Pechón, la vista se abre a impresionantes panorámicas del mar.

El encanto de Pechón radica en su fusión perfecta de lo rural y lo costero. El pueblo, que parece haberse detenido en el tiempo, está rodeado de frondosos bosques atlánticos mezclados con eucaliptos, creando un entorno natural que se extiende hasta el borde de los acantilados. Desde el mirador de la CA-380, un pescador de bronce vigila la inmensidad del mar y las montañas que rodean la Ría de Tina Menor, una de las dos rías que abrazan esta península. Las vistas desde aquí son de una belleza indescriptible, cambiando con las horas del día y ofreciendo un espectáculo de luces y sombras que parece sacado de un sueño.

Uno de los mayores atractivos de Pechón es su playa principal, la Playa de Amió, más conocida como Playa de Pechón. Este arenal se encuentra a los pies del acantilado sobre el que se asienta el pueblo, y se accede a él a través de un sendero que desciende desde una pequeña explanada donde se puede aparcar. El camino, rodeado de naturaleza, ofrece vistas espectaculares antes de desembocar en una franja de arena dorada. Aquí, el mar se encuentra con un islote que, durante la marea baja, es accesible a pie, creando un entorno de una belleza formidable. Los acantilados que la rodean y el constante romper de las olas completan este paisaje idílico.

Junto a la Playa de Amió, la Playa de Aramal, más pequeña pero igualmente encantadora, ofrece una alternativa más tranquila para disfrutar del mar. Ambas playas son perfectas para quienes buscan un refugio natural lejos del bullicio, donde el sonido del mar es la única compañía.

Pechón no solo es un destino para los amantes de la playa. En su extremo occidental, limitando con Asturias, se encuentran otras playas menos conocidas como El Pedreru y Las Arenas, ubicadas cerca de la desembocadura del río Deva en la Tina Mayor. Estos lugares completan la oferta costera de este pueblo, que, aunque pequeño, ofrece una diversidad de paisajes que van desde acantilados y playas hasta frondosos bosques.

Este pueblo es un tesoro escondido en Cantabria, un edén que ofrece paisajes de ensueño y la tranquilidad que solo los lugares más apartados pueden proporcionar. Pechón es un destino perfecto para desconectar y sumergirse en la naturaleza, un paraíso terrenal que, una vez descubierto, nunca se olvida.