Asociación Autónomos de Cantabria

Cantabria y sus autónomos: el pilar del tejido económico rural

Ana Cabrero, presidenta de ATA Cantabria. / archivo

El 57,4% de los autónomos cántabros desarrolla su actividad en municipios con menos de 30.000 habitantes, revelando el impacto vital del autoempleo en la economía rural.

 

El Informe de Autónomos de Cantabria 2024, elaborado por la Asociación de Trabajadores Autónomos de Cantabria (ATA Cantabria), presenta un panorama revelador sobre la importancia del trabajo autónomo en los municipios rurales de la comunidad. En un contexto donde el despoblamiento y el envejecimiento de la población amenazan las zonas menos urbanizadas, los autónomos se erigen como un pilar fundamental para mantener vivo el tejido económico en estos entornos.

Un autoempleo resistente: estabilidad en la última década

A pesar de los desafíos, el número de trabajadores autónomos en Cantabria ha logrado mantenerse estable en la última década. En diciembre de 2013, había 41.480 autónomos registrados, y a diciembre de 2023 esa cifra se situaba en 41.270, lo que supone una pérdida marginal de 210 cotizantes en ese periodo de diez años.

Sin embargo, este descenso moderado ha sido compensado con una clara recuperación en lo que llevamos de 2024. Cantabria ha sumado 325 nuevos autónomos hasta agosto, volviendo a alcanzar niveles de afiliación cercanos a los registrados antes de la pandemia de 2020, que impactó de forma severa en el tejido empresarial de la región.

El emprendimiento tiene nombre de mujer

El informe de ATA también subraya una tendencia positiva: el crecimiento del autoempleo entre las mujeres. Entre 2022 y 2023, mientras el número total de autónomos descendía en 72 personas, el colectivo femenino registraba un incremento de 47 nuevas emprendedoras, frente a una caída de 119 cotizantes varones. Este hecho posiciona a las mujeres como protagonistas de la recuperación del empleo autónomo en Cantabria.

Desplazamiento de los sectores tradicionales

Un fenómeno significativo destacado en el informe es la reconfiguración del autoempleo por sectores. El número de autónomos en sectores tradicionales como la agricultura y el comercio ha experimentado un descenso en los últimos años. En diciembre de 2022, había 4.082 autónomos en la agricultura, cifra que se redujo a 3.832 en agosto de 2024. El comercio también ha visto una disminución, pasando de 8.800 autónomos en 2022 a 8.540 en 2024.

En contraste, sectores emergentes como las actividades profesionales, científicas y técnicas han mostrado un crecimiento constante. De 3.176 autónomos en diciembre de 2022, se ha pasado a 3.259 en agosto de 2024. Aunque el crecimiento no es vertiginoso, se trata de una tendencia sostenida, lo que refleja la diversificación del tejido autónomo en la región.

El peso del mundo rural: más del 50% de los autónomos en municipios pequeños

Uno de los datos más destacados del informe es que 57,4% de los autónomos cántabros trabaja en municipios de menos de 30.000 habitantes. En total, 23.647 autónomos ejercen su actividad en estas poblaciones, mostrando cómo el autoempleo es esencial para vertebrar los servicios básicos en las áreas rurales de Cantabria.

Soba y Polaciones son dos de los municipios donde los autónomos representan un 20% de la población. De los 1.108 habitantes censados en Soba en 2023, 222 son autónomos. En Polaciones, un municipio con solo 210 habitantes, 42 personas están registradas como autónomas.

En el extremo opuesto, en municipios más grandes como San Felices de Buelna, los autónomos solo representan el 4,6% del total de la población.

El autoempleo como salvavidas del mundo rural

El informe destaca que en muchos municipios pequeños, el porcentaje de autónomos sobre el total de trabajadores supera el 50%, demostrando la importancia del autoempleo para la economía local. Por ejemplo, en Luena, 79,8% de su población trabajadora está inscrita como autónoma, mientras que en Saro, el 77,1% de los trabajadores son autónomos. Estas cifras contrastan fuertemente con municipios como Santander, donde solo el 10,1% de los trabajadores están inscritos en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA).

Retos para el futuro

Según Ana Cabrero, presidenta de ATA Cantabria, los autónomos rurales enfrentan desafíos únicos que incluyen la falta de infraestructuras, las dificultades para acceder a oportunidades de negocio y la escasez de servicios básicos. “Es fundamental que las instituciones apoyen al mundo rural, dotando a los autónomos de formación tecnológica, mejorando las infraestructuras y aplicando bonificaciones fiscales que incentiven a los jóvenes a emprender en estas áreas”, señaló Cabrero.

El informe concluye con una llamada a la acción para garantizar el relevo generacional en las áreas rurales y fomentar el turismo rural como una herramienta para dinamizar la economía local y luchar contra la despoblación.

Este reporte de ATA Cantabria pone de manifiesto la importancia del autoempleo no solo para sostener el tejido económico de la región, sino también para revitalizar los municipios rurales, manteniendo vivos los pueblos y las comunidades que dependen de estos emprendedores para su supervivencia económica.