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Sánchez quiere imponer más impuestos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / EP

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ofrece un discurso lleno de eslóganes y sin soluciones claras para los grandes problemas que enfrenta España, desde la crisis de vivienda hasta la financiación autonómica.

Pedro Sánchez ha abierto oficialmente el nuevo curso político con una intervención en el Instituto Cervantes, en la que, como de costumbre, abundaron las promesas vagas y los eslóganes vacíos, pero faltaron soluciones concretas a los graves problemas que enfrenta España. En medio de un polvorín nacional que incluye la financiación autonómica privilegiada para Cataluña, las tensiones judiciales con Carles Puigdemont y varios casos de presunta corrupción en su entorno familiar, el presidente evitó ofrecer respuestas claras.

Desde el principio de su intervención, Sánchez se presentó confiado, declarando que su gobierno tiene "casi tres años" por delante. Sin embargo, las propuestas que lanzó carecieron de detalles y de un plan de acción concreto. Anunció que trabajará en la vivienda y los servicios públicos, pero no especificó cómo lo hará. Prometió nuevos impuestos para reducir las desigualdades, pero, nuevamente, sin precisar cuáles serán ni cómo afectarán a las clases medias.

Quizás lo más sorprendente fue la falta de explicación sobre los Presupuestos de 2025, un tema crítico para el futuro del país. Sánchez insinuó que presentará unos nuevos Presupuestos Generales, pero dejó en el aire si contará con los apoyos políticos necesarios para que sean aprobados. También hizo alusión a un nuevo sistema de financiación autonómica, asegurando que todas las comunidades recibirán "más que con el PP", una promesa que suena irreal dadas las tensiones actuales.

Un Gobierno que se tambalea

En el acto, Sánchez estuvo acompañado por casi todo su Consejo de Ministros, aunque faltaron figuras clave como la vicepresidenta María Jesús Montero, quien comparecía en el Senado para explicar su polémico acuerdo con ERC. Esta ausencia subraya la creciente división interna en el gobierno, en un momento en que Sánchez planea una crisis de gobierno para este otoño, aprovechando la marcha de la vicepresidenta Teresa Ribera.

El escenario elegido para este arranque político, el Instituto Cervantes, fue testigo de un espectáculo político más centrado en la retórica que en la acción real. En comparación con años anteriores, el acto careció de la fuerza política necesaria para enfrentar los desafíos urgentes. Sánchez, con su nuevo eslogan "Más transporte público y menos lamborghinis", parece más interesado en seguir con su marketing político que en atender los problemas que afectan a los ciudadanos.

Feijóo y la sombra del engaño

El Partido Popular, liderado por Alberto Núñez Feijóo, no tardó en criticar el discurso de Sánchez. Fuentes del PP señalaron que el presidente ha sido incapaz de definir un plan claro para el país y lo acusaron de seguir una estrategia de engaño. Según los populares, Sánchez ha evadido una negociación real con el PP en cuestiones clave, como la elección del nuevo gobernador del Banco de España, lo que refuerza la imagen de un gobierno que no busca el consenso.

Feijóo, que también enfrenta presiones internas dentro de su partido, criticó la falta de propuestas concretas en el discurso del presidente y afirmó que el PSOE se ha reducido a una oposición destructiva, incapaz de ofrecer un proyecto para el futuro del país. En opinión del líder popular, Sánchez se ha aferrado a su retórica populista, mientras sigue ignorando los verdaderos problemas de España.

Un curso político sin rumbo claro

A menos de 10 meses de su investidura, Pedro Sánchez parece más centrado en mantener el poder que en resolver los problemas que asedian a España. Con la crisis migratoria, la corrupción en su entorno familiar, y las tensiones autonómicas al rojo vivo, su gobierno sigue tambaleándose entre promesas ambiguas y una falta evidente de acción concreta. A pesar de los intentos de su equipo por proyectar un discurso "optimista", el panorama político que se avecina parece tan incierto como lo ha sido su mandato hasta la fecha.