La presidenta del Congreso expulsa a una enferma de polio que pide apoyo
La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, ha tomado la polémica decisión de expulsar a Victoria Ibáñez, una mujer enferma de poliomielitis, que interrumpió la sesión de control al Gobierno para solicitar apoyo y reivindicaciones para su colectivo. La situación generó una notable conmoción, ya que Ibáñez, desde la tribuna de invitados, exigió a gritos que los parlamentarios la escucharan mientras discutían otros asuntos.
Una llamada de atención y su consecuente expulsión
La interpelación de Victoria Ibáñez provocó la intervención de Armengol, quien solicitó su salida del hemiciclo. La acción se produjo en un contexto donde se estaban abordando temas importantes para el Gobierno, y la presidenta consideró que su intervención no era adecuada en ese momento. Tras su expulsión, Ibáñez ofreció declaraciones a los medios en la calle, donde denunció las severas dificultades que enfrentan los enfermos de polio en la actualidad.
Denuncias sobre derechos y condiciones
En sus declaraciones, Ibáñez subrayó que los enfermos de polio apenas cuentan con derechos a la rehabilitación, enfrentan serias dificultades para encontrar trabajo y reciben pensiones que calificó de «de pena». Su llamado a la acción incluyó una solicitud de apoyo social y indemnizaciones, argumentando que tanto ella como otros afectados son «víctimas de la dictadura y de la democracia».
La situación ha puesto de relieve la necesidad de atención a los colectivos vulnerables y ha abierto un debate sobre la inclusión y el apoyo que el Estado ofrece a las personas con discapacidades. La expulsión de Ibáñez, además de ser un episodio controvertido, invita a una reflexión más profunda sobre las responsabilidades de los representantes en la defensa de los derechos de los ciudadanos.