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Sánchez autorizó en secreto la polémica visita de Delcy Rodríguez a España

Los tres protagonistas de las últimas informaciones. / A.E.
La revelación de que Pedro Sánchez autorizó la visita de Delcy Rodríguez subraya la falta de transparencia en las acciones del Gobierno en relación con Venezuela

En un nuevo giro en el ‘caso Koldo’, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha revelado que Pedro Sánchez dio su consentimiento para que la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, entrara en España en enero de 2020, pese a las sanciones impuestas por la Unión Europea que le prohibían su entrada en el espacio Schengen. El entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos, fue el encargado de gestionar y encubrir esta polémica visita, que sigue generando controversia en el panorama político español.

Sánchez dio luz verde: “No pone pegas”

El informe de la UCO revela que Ábalos envió a su asesor, Koldo García, un mensaje en el que describía una conversación con Sánchez cuatro días antes del vuelo de Delcy desde Caracas. En ese intercambio, fechado el 16 de enero de 2020, Ábalos escribió: “La vicepresidenta de Venezuela viene en privado el lunes y quiere verme discretamente”, a lo que Sánchez respondió con un escueto y cómplice “bien”. Según la investigación, este intercambio de mensajes muestra que Sánchez no solo estaba informado, sino que autorizó de forma implícita la visita, al no haber “puesto pegas”, según Ábalos.

Esta revelación pone al presidente del Gobierno en una situación delicada, ya que la entrada de Delcy Rodríguez violaba las sanciones de la UE impuestas al régimen chavista, que prohíben a altos funcionarios venezolanos pisar suelo europeo debido a las violaciones de derechos humanos en su país.

Una visita ilegal gestionada desde las altas esferas

El viaje de Rodríguez no fue un simple descuido o un error administrativo. La UCO ha documentado cómo el asesor de Ábalos, Koldo García, inició todos los trámites necesarios para coordinar la llegada de Delcy a Madrid, a pesar de la prohibición internacional. En una conversación clave del 19 de enero de 2020, un día antes del aterrizaje de Rodríguez, Koldo contactó con Rafael Pérez Ruiz, jefe de Gabinete del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para asegurar que todo estuviera listo para la controvertida visita.

Además, Víctor de Aldama, un comisionista implicado en el ‘caso Koldo’, jugó un papel crucial en los preparativos de este viaje. Según el informe, Aldama negoció con las autoridades venezolanas las motivaciones oficiales que se presentarían públicamente para justificar la llegada de Delcy a España, barajando dos posibles explicaciones: su asistencia a la feria FITUR o un viaje privado por motivos médicos. Finalmente, se optó por la primera opción.

Un viaje con propósitos ocultos

El informe también desvela detalles preocupantes sobre la verdadera agenda de Delcy Rodríguez en Madrid. La vicepresidenta venezolana no solo pretendía mantener reuniones confidenciales con Ábalos, sino que también planeaba encontrarse con el “ministro de Sanidad” en un restaurante de la capital el mismo día de su llegada, el 20 de enero de 2020. Aunque el informe no menciona directamente a Salvador Illa, que entonces ostentaba el cargo, se infiere que esta cena privada formaba parte de la agenda encubierta de Delcy en su visita a España.

El hecho de que una alta funcionaria sancionada por la UE se reuniera con ministros del Gobierno español, incluidos Sánchez y Ábalos, arroja sombras de sospecha sobre las verdaderas intenciones de este encuentro, así como sobre el papel que jugó España en las relaciones con el régimen de Nicolás Maduro.

Malestar en Moncloa: tensiones internas tras el escándalo

Las consecuencias políticas del ‘Delcygate’ se hicieron sentir rápidamente. Tras la polémica visita, los mensajes intercambiados entre Delcy Rodríguez y Víctor de Aldama reflejan el malestar en las altas esferas del Gobierno español. En un mensaje enviado por la vicepresidenta venezolana el 12 de febrero de 2020, ella pregunta: “¿Cómo está el jefe?”, refiriéndose a Ábalos. Aldama respondió que “no era su mejor día”, ya que la posible dimisión de Ábalos iba a ser debatida en el Congreso.

Aunque finalmente la moción de censura contra Ábalos no prosperó, el informe de la UCO destaca que el escándalo afectó gravemente la imagen del ministro y generó incomodidad en el entorno de Sánchez, quien, según Aldama, estaba molesto por las repercusiones mediáticas del caso.

La trama Koldo y la influencia chavista

Este nuevo informe no solo arroja luz sobre el controvertido viaje de Delcy Rodríguez, sino que también vincula el ‘caso Koldo’ con una trama de poder e influencia mucho más amplia que afecta al Ministerio de Transportes y al Gobierno de Sánchez. Según la UCO, Ábalos desempeñó un papel clave en las operaciones comerciales que involucraron a la administración venezolana, incluyendo negociaciones secretas sobre la compra de 104 barras de oro venezolano por 62,6 millones de euros, en colaboración con Delcy Rodríguez y Víctor de Aldama.

La “agenda secreta” que mantuvo el ministro de Transportes con el régimen chavista refuerza las acusaciones de que el Gobierno español, en lugar de adoptar una postura firme frente a los abusos del régimen de Maduro, colaboró activamente con sus representantes. La investigación ha revelado reuniones encubiertas, transacciones millonarias y negociaciones que van más allá de las simples relaciones diplomáticas.

Consecuencias políticas: un escándalo que no cesa

A pesar de los intentos de minimizar el impacto del ‘Delcygate’, este informe de la UCO amenaza con reabrir un escándalo que parecía haber sido sepultado por la vorágine de la política española. Con la confirmación de que Sánchez dio su visto bueno a la visita ilegal, las preguntas sobre la transparencia y legalidad de las relaciones entre el Gobierno español y el régimen venezolano vuelven a estar en primera línea.

Este episodio no solo cuestiona la ética política del presidente Sánchez, sino que también pone en duda la credibilidad del Gobierno en su gestión de las relaciones internacionales y el respeto a las normas de la Unión Europea. ¿Hasta qué punto conocía Sánchez los detalles de este viaje? ¿Y qué otras negociaciones encubiertas siguen sin salir a la luz?