racing 2-1 andorra

Racing-Andorra. El plan funciona

El Racing ganó al Andorra por tercera vez en ocho meses  | Los goles de Mboula en un primer tiempo en el que el rival monopolizó la posesión desnivelaron la balanza   cortó Jairo cuando más desorientado estaba su equipo

El Racing le tiene tomada la medida al Andorra. Le ha ganado tres veces en ocho meses y todas ellas han sido de la misma manera. Da igual que haya habido un cambio de entrenador de por medio porque la idea es siempre la misma. El rival lanza las invitaciones y el conjunto cántabro las recibe y las acepta. Tú ven que yo te espero y te gano. José Alberto recordó el viernes que su intención no era ganar la posesión, sino el partido, y lo consiguió. Eder Sarabia, en cambio, es de los que se mira al espejo presumiendo de juego y de someter a los rivales, por lo que quizá también se marchó hoy satisfecho sabiendo que, por merecimiento, quizá debió llevarse algo más. Pero el fútbol no funciona así. A esto no se gana a los puntos, sino a los goles. Y el conjunto cántabro marcó dos en otros tantos zarpazos y el equipo del Principado sólo uno. Pudo anotar más, pero el equipo local también. De hecho, vistos los últimos minutos, no se entiende que no hubiera más goles.

El fútbol del Andorra puede ser muy bonito si se hace bien, un fútbol espectacular que somete a los rivales y que acumula muchos minutos en campo rival. Es un fútbol que mueve el balón al ritmo, como lo definió el añorado Andrés Montes, del tiqui taca. Lo que sucede es que tiene un peligro y que quien lo practica puede pasar de sentirse el más guapo de la fiesta a quedarse con cara de tonto y meterse solo en la cama. El Racing no corrió hoy ese peligro. Asumió el rol de perdedor del instituto y acabó siendo el más feliz de todos. Anoche durmió acompañado.

El primer tiempo de hoy en Los Campos de Sport tuvo que ser una puñalada trapera en las entrañas del Andorra porque retuvo el balón en todo momento y jugó constantemente cerca del área contraria, pero se marchó perdiendo 2-0 gracias a los dos únicos lanzamientos entre palos del conjunto cántabro en otros tantos contragolpes. Me gusta que los planes salgan bien. Tanto tocar para nada. Uno el niño bien con zapatillas caras y el otro el chico de barrio que sabe exprimir al máximo sus virtudes y que va al grano porque no se puede permitir florituras. Mark Lenders contra Julian Ross. Quédate con tu polo Lacoste que yo me llevo los puntos. El Racing se frotaba las manos mientras veía marear la perdiz a su oponente. Toca, toca, que ya verás cuando te la quite. hoy hubo que jugar con paciencia pero también con el colmillo afilado.

 

Son tremendamente previsibles los partidos del Andorra. Antes de comenzar, uno ya sabe que va a monopolizar la pelota porque el contrario asume que no se la puede quitar. El equipo de Eder Sarabia no sólo suma muchos minutos de posesión, sino que consigue que se juegue constantemente muy lejos de su área, ya que pone en práctica una intensa presión tras pérdida que le permite recuperar rápido la pelota. Presiona alto y por eso el conjunto cántabro no quiso hoy jugar en corto, sino que sacó en largo porque no quería crear, sino robar y correr. Es así como ganó el partido. Tenía las ideas tan claras como su oponente. Lo que sucede es que eran ideas opuestas.

Cuando el Andorra inició desde atrás, el equipo de José Alberto sí adelantó líneas. Lo que sucede es que apenas se dio esa situación de partido, ya que para eso hay que acabar jugadas y las visitas del Racing al área contraria fueron muy contadas. Hubo casi tantas como goles. Tampoco el Andorra, por mucho que tuviera siempre el balón, hizo apenas trabajar a Parera, que no tocó balón hasta la media hora de partido para atajar un duro disparo de Jacobo desde la esquina del área que rompió la dinámica del encuentro. En el tramo final del encuentro sí que tuvo que ponerse la capa el manacorí, ya que detuvo cuatro lanzamientos consecutivos que ocultaron la mala manera que tuvo su equipo de gestionar el tramo final de la contienda.

El conjunto cántabro se presentó en un bloque muy bajo para sentirse muy junto y disfrutar del ritmo trotón del partido. El único que lo rompió de partida fue Germán Valera, que hizo sufrir como nunca a Saúl y que le dio un caramelo a Iván Gil a los 26 minutos que éste no aprovechó cuando lo tenía todo para haber marcado. Fue el futbolista cedido por el Atlético de Madrid quien más peligro generó, lo que permitió el lucimiento de Rubén Alves, de los mejores de su equipo hoy al ir en todo momento a la ayuda del canterano.

El Andorra tocaba y el Racing esperaba su momento. Sabía que debía actuar con rapidez y en pocos toques para ganar la espalda de la defensa contraria, muy adelantada en todo momento. Y lo logró por vez primera a los trece minutos, cuando el conjunto cántabro se adelantó con tres toques maestros en una acción casi idéntica al gol que le adelantó en Villarreal. Esta vez fue Rubén Alves quien pasó en profundidad a Baturina, que hizo de Íñigo Vicente para darle una asistencia a Mboula para que, llegando en moto, definiera a la perfección. Fue el tercer gol del catalán en tres partidos pero aún habría otro, ya que a los 34 sí recibió esta vez del jugador de Derio para, también aterrizando desde atrás, volver a acertar en la definición. Dos latigazos y dos goles. Los planes le salieron bien a José Alberto.

Mboula se podría haber ido con el balón para casa porque, ya en el descuento, robó el balón en las inmediaciones del área rival, ganó la posición al defensor y perdonó en el mano a mano. Su equipo habría agradecido ese gol porque estaba con el agua al cuello. El Andorra había puesto el 2-1 cuando más desorientado estaba gracias a un latigazo de Jacobo y eso hizo sudar la gota gorda al conjunto cántabro. Le costó volver a ganar la espalda a la zaga visitante y el campo volvió a inclinarse de manera drástica. Los quince minutos finales, incluidos los ocho de descuento, fueron un acoso y derribo que no supo frenar el conjunto cántabro, que, aún así, logró mantener el tipo. Sarabia, expulsado, se la jugó con un equipo muy ofensivo y José Alberto respondió poniendo una defensa de cinco con Pol Moreno, que respaldó el gran trabajo realizado hoy por Germán y Alves. Apareció la mejor versión defensiva del conjunto cántabro porque sabe que hay que lucirla para ganar al Andorra. Lo pone en el libreto. Va a ponerlo a la venta.