MEDIO AMBIENTE

El reciclaje, el gran ausente en las fiestas

Uno de los muchos vasos de plástico esparcidos por la plaza Pombo, en Santander, el pasado sábado 20 de julio, tras la primera noche festiva. / ALERTA

Los festivales y verbenas atraen anualmente a miles de personas, y aunque son esperadas y disfrutadas por muchos, traen consigo una problemática que se ha vuelto cada vez más evidente: la gestión de residuos

El verano es la época del año preferida por los turistas para disfrutar de Cantabria. Con la llegada del calor y las vacaciones, la región se llena de vitalidad tanto en zonas de interior como en la costa. La oleada de visitantes que invade la región durante los meses de verano requiere de un esfuerzo extra por parte de los ayuntamientos, donde los servicios de limpieza y recogida de residuos se ven en muchas ocasiones desbordados.

Esta tarea se ve dificultada por la actitud despreocupada de muchos visitantes, quienes, al encontrarse disfrutando de unos días de descanso, tienden a relajar sus hábitos de reciclaje. Según diversos estudios, durante las vacaciones, pese a ser un periodo donde aumenta el consumo de envases, se recicla un 12 % menos que en el resto del año. Con la llegada masiva de turistas a la región, es fundamental establecer medidas para preservar las más de 60 playas repartidas a lo largo de los 284 km de litoral, así como los bosques y paisajes que atraen a miles de visitantes todos los años en búsqueda de naturaleza. Más del 75 % de los residuos registrados en las playas son plásticos, dato que subraya la necesidad de mejorar nuestras prácticas de gestión de residuos, especialmente en zonas costeras y los meses de verano.

Santander, como capital de Cantabria y principal destino turístico de la región, responsable de albergar casi al 40 % de los visitantes, debería ser un referente en sostenibilidad. Nada más lejos de la realidad. El pasado viernes, la alcaldesa, mediante el tradicional chupinazo, marcó el comienzo de La Semana Grande 2024. Unas fiestas multitudinarias que, además de llenar las calles de alegría y actividades durante 10 días, suponen un gran impacto en la limpieza viaria y la generación de residuos.

Miembros de la Corporación de Santander, junto a visitantes y residentes disfrutando del día de casetas, en el primer día de fiestas. / ALERTA

Para afrontar este problema, el primer paso que hay que dar es seguir la jerarquía de residuos y trabajar en la prevención. Es evidente que el mejor residuo es el que no se genera, por lo que, a la hora de organizar un evento, es fundamental enfocar los esfuerzos en evitar que se produzcan. En este punto, «el vaso», abandonado en el suelo en muchas ocasiones, suele ser uno de los protagonistas en los eventos celebrados al aire libre. Establecer un sistema de depósito con vasos retornables, acompañado de una campaña de concienciación, suele ser una de las medidas más habituales en este tipo de festejos. Sin embargo, lo que era una opción voluntaria más beneficiosa para el medio ambiente, empieza a ser una obligación. En 2019, el Parlamento Europeo aprobó la Directiva 2019/904, prohibiendo, a partir de julio de 2021, la venta de plásticos de un solo uso dentro de la UE para productos que cuenten con alternativas viables, como cubiertos, platos, vasos, pajitas, etc. Esta directiva, incorporada a nuestro ordenamiento jurídico mediante el Real Decreto 1055/2022 de envases y residuos de envases, obliga a los organizadores de eventos a implantar alternativas a la venta y la distribución de bebidas en envases y vasos de un solo uso, a partir de julio de 2023.

¿Esta normativa se cumple? Cualquier persona que se acercase este fin de semana a las casetas de Santander, habrá podido comprobar que el vaso de plástico de un solo uso campa a sus anchas sin ningún tipo de alternativa. En algunos sitios, para consumiciones de mayor tamaño, se puede ver un vaso de plástico más grueso que podría considerarse «reutilizable». Pero ¿es realmente reutilizable?

El Real Decreto define como envase reutilizable «aquel concebido, diseñado y comercializado para realizar múltiples circuitos o rotaciones a lo largo de su ciclo de vida, siendo rellenado o reutilizado con el mismo fin para el que fue concebido». En este sentido, la norma UNE-EN 13429:2005 establece los requisitos y la metodología para que un envase sea considerado reutilizable, basada en tres principios:

  • Deben ser concebidos para ser reutilizables.
  • Deben ser diseñados para que los componentes principales sean reutilizables para la misma aplicación.
  • Debe existir un sistema de reutilización y acondicionamiento, definido en tres sistemas: cerrado, abierto e híbrido.

Los vasos «reutilizables» tienen un mayor contenido de plástico que los desechables, por lo que, si no se asegura un número determinado de usos (5-7), suponen un mayor impacto para el medio ambiente.

Por otro lado, llama la atención la falta de puntos de reciclaje habilitados para las fiestas. Los puntos de mayor generación de residuos, como las zonas de las casetas, únicamente se han reforzado con contenedores destinados a la fracción resto. ¿Por qué no se promueve una recogida selectiva? Todo al mismo contenedor, vuelta a los años 90.

Si desde el Ayuntamiento de Santander se vende un destino de «excelencia turística», sostenible y de calidad, es necesario aplicar medidas reales que lo respalden. De momento, parece que el vaso de plástico va ganando la partida.