Ellos han dejado una huella imborrable en La Pesa: descubre los secretos detrás de sus vidas

Homenajes a vecinos en el barrio de La Pesa. / Alerta

La Asociación San Roque, que este año ha dinamizado y enriquecido la programación de las fiestas en el barrio de La Pesa, han rendido un reconocimiento a una serie de vecinos, que resultó muy entrañables y emotivo.

Según dijo la presidenta, Cecilia Gonzalez , ha sido un homenaje  “ a  esas personas que forman parte de nuestro día a día y que han hecho, de una forma o de otra, una labor reconocible a lo largo de sus vidas, trabajadores, rodeados de familia hijos, nietos, y que han aportado algo especial a este querido barrio”.

Los reconocimientos se hicieron públicos, una vez que terminó la misa de San Roque en su capilla y que se bailaran los tradicionales picayos.

La primera distinguida fue Esperanza Martinez, “Esperancita”. “Un  homenaje póstumo a una persona que daremos a sus dos hijos Patricia y Stiven, que es nuestro “críu” y miembro fundamental de esta asociación que nos fue poco a poco enrolando  en esta nueva aventura”.

Fidel Ruiz  es una persona  muy importante para el barrio, a la que se agradeció su públicamente su generosidad. “Queremos  reconocerle públicamente su trabajo, esfuerzo y dedicación altruista al cuidado de la  ermita de San Roque y le entregamos este reconocimiento, tanto a él, como a su familia, con un gran cariño.”, se dijo desde la directiva de la asociación.

A Lines, otra de las homenajeadas,  se la reconoció  que durante muchos años ha colaborado en la realización de actividades relacionadas con la capilla y con el día de San Roque, labor que ha continuado su hija Mari Lines.

Román Varona recibió el púbico reconocimiento , entre otros valores, por su gran colección de radios antiguas, a las que dedica su tiempo, como una de sus grandes aficiones.

De Manuel Castro se dijo que “respira el barrio de La Pesa por sus cuatro costados” y, además, uno de los mejores carpinteros de Cabezón de la Sal,  ”haciendo muebles de castaño macizo”. Por último se distinguió con un diploma  a María Soledad Echevarría, Marisol, propietaria de un tradicional  comercio de ropa.