PERIODISMO

Cuando la cobertura mediática irresponsable, desvirtúa la realidad, dando una visión sesgada que perjudica a todos los medios

La manifestación antifascista por las calles de Santander y el reportaje de La Sexta.

Análisis sobre la cobertura de La Sexta sobre los manifestaciones en Santander a raíz del Galerna Fest

La cobertura de La Sexta sobre las manifestaciones y la polémica en torno al Galerna Fest en Santander refleja un enfoque editorial claramente marcado por la polarización ideológica. El conflicto se presenta de manera que refuerza la idea de que los organizadores del festival representan una amenaza ultraderechista, mientras que los manifestantes en contra del evento son retratados como defensores de la justicia social y la tolerancia.

Selección de información y omisiones:

El reportaje pone un énfasis excesivo en el carácter ultraderechista de los organizadores del Galerna Fest, utilizando frases como "reconquista de Europa" o referencias a la "España de Numancia". Estas expresiones son seleccionadas estratégicamente para reforzar la percepción de amenaza. Además, La Sexta incluye comentarios que describen a los asistentes como provenientes de la "España decente", lo cual se enmarca dentro de un contexto que busca alienar a quienes participaron en el evento, presentándolos como una amenaza radical.

Por otro lado, la cobertura omite detalles importantes sobre la manifestación de los grupos de extrema izquierda. En particular, no se menciona que llevaban banderas comunistas y pancartas con mensajes como "Fuera fascistas", un claro mensaje de odio que no recibe la misma crítica. El reportaje tampoco destaca la presencia de símbolos comunistas, que también tienen una carga ideológica fuerte y que, si se mencionaran, podrían alterar la percepción del público sobre la imparcialidad de ambos grupos.

Lenguaje cargado y generalizaciones:

El uso de lenguaje emocional en el reportaje de La Sexta es evidente. Se utilizan expresiones como "ultraderechista", "grupos abiertamente nazis" o "incitación al odio" para describir a los partidarios del festival, mientras que los manifestantes de extrema izquierda son presentados como los defensores de una ciudad tolerante e inclusiva. En frases como "Santander es una ciudad integradora, tolerante, inclusiva...", la cadena refuerza la idea de que cualquier oposición al festival es un acto en favor de la justicia y la igualdad, mientras que la otra manifestación queda pintada como la de los opresores.

Este lenguaje polarizador refuerza la idea de que un grupo es el culpable y el otro moralmente superior, sin ofrecer una visión crítica de ambos lados. Además, cuando La Sexta afirma que los conciertos fueron cancelados después de que "varios colectivos mostraran su preocupación", se omite que la cancelación también pudo haber sido motivada por presiones externas y no solo por la naturaleza del festival. Esta omisión contribuye a consolidar una narrativa parcial.

Neutralidad y veracidad:

La falta de un análisis equilibrado perjudica la veracidad de la información presentada. La Sexta opta por reforzar una visión sectaria que apoya la narrativa de los colectivos de extrema izquierda y el PSOE, dejando de lado la posibilidad de que los conservadores también estén ejerciendo su derecho a la libertad de expresión. En el reportaje, la cancelación de los conciertos en la sala Séptimo Cielo se presenta como una "victoria moral" de los manifestantes, utilizando frases como "Mensajes que hoy en Santander le han conseguido cerrar la puerta al odio", sin profundizar en las verdaderas razones detrás de la cancelación ni investigar si las acusaciones de incitación al odio tienen una base legal sólida.

Este tipo de cobertura sesgada no solo daña la credibilidad del medio, sino que también afecta la imagen de todos los medios de comunicación. Al reforzar narrativas que demonizan a un grupo y ensalzan a otro, sin un análisis profundo y equilibrado, se alimenta la desconfianza en el periodismo. Cuando los medios pierden la capacidad de ser vistos como árbitros objetivos, la sociedad pierde una herramienta clave para comprender los eventos de manera informada.

Lo insólito: Cuando la música desencadena tensiones ideológicas

Lo curioso y casi surrealista de esta jornada de manifestaciones es que el motivo central de la disputa, el Galerna Fest, no es más que un festival de música en la sala Séptimo Cielo de Santander. No obstante, este evento cultural ha sido transformado en un campo de batalla ideológico. Mientras que los conservadores ven el festival como una celebración de la identidad europea, los grupos de izquierda lo perciben como una plataforma para el odio. Según Sinforiano Bezanilla, presidente de la Asociación Cultural Alfonso I, "en las canciones de estos grupos no se promueven consignas de odio, simplemente son canciones con nuestras ideas, pero es solo música". Este fenómeno, en el que la música, una forma de expresión artística, se convierte en el detonante de tensiones políticas, es un claro ejemplo de cómo los debates ideológicos pueden desvirtuar incluso los espacios culturales.

Este tipo de polarización, alentada por la cobertura mediática de ciertos medios como La Sexta, perjudica a todo el ecosistema de medios de comunicación. Al enfocarse en narrativas que exacerban las divisiones ideológicas y alimentan el conflicto, los medios corren el riesgo de perder su papel de árbitro neutral, dañando la confianza de la sociedad en el periodismo. Como dijo el filósofo alemán Friedrich Nietzsche: "Sin música, la vida sería un error".