En una maniobra sorprendente, Vox se ha alineado con PSOE e Izquierda Unida para presentar una moción que pretende detener el proyecto del aparcamiento disuasorio de El Sardinero. Esta iniciativa, impulsada por el Ayuntamiento bajo el liderazgo de la alcaldesa Gema Igual, ha sido objeto de críticas por parte de quienes, desde la oposición, la consideran "innecesaria". Pero, ¿realmente es innecesaria? ¿O estamos ante un intento político de frenar el progreso en Santander?

La portavoz de Vox, Laura Velasco, ha sido especialmente crítica con el proyecto, afirmando que se trata de un "despilfarro innecesario" y cuestionando si la alcaldesa sabía desde el principio el coste de más de 32 millones de euros. Velasco también ha señalado que el proyecto reducirá el número de plazas disponibles y convertirá un espacio actualmente gratuito en uno de pago. “Desde el principio, nos hemos opuesto a esta iniciativa que, además de innecesaria, supone un gasto injustificado para los santanderinos”, ha insistido. Su postura ha sorprendido, ya que su partido, normalmente defensor de la eficiencia pública, parece haberse alineado con las críticas de la izquierda.

Desde el PSOE, su portavoz, Daniel Fernández, ha solicitado a la alcaldesa que "rectifique y dé marcha atrás al proyecto del aparcamiento de El Sardinero como hizo con el MetroTUS". Fernández ha sido categórico: “Llevamos muchos meses reclamando que se paralice este mal proyecto para Santander, que demuestra una vez más la nefasta gestión del PP”. En su opinión, el aparcamiento no es ni disuasorio ni necesario, y solo agravaría los problemas de movilidad en la ciudad. “Es un ejemplo más, como antes lo ha sido el MetroTUS o la Plaza de Italia, de que la forma de gobernar la ciudad no representa las necesidades de los santanderinos”, ha añadido.

Por su parte, el portavoz de Izquierda Unida, Keruin Martínez, ha calificado el proyecto como un "disparate" y ha pedido que se abandone de inmediato. "Ha habido mala fe, voluntad de engaño y ocultación de información", ha afirmado Martínez, criticando el hecho de que se pretenda "vender como disuasorio un aparcamiento que no puede serlo por su ubicación y menos aún si se convierte en un aparcamiento de pago". En su opinión, “enterrar millones de euros en hormigón, chapa y pintura” es una forma irresponsable de gastar recursos que podrían destinarse a otras necesidades urgentes de la ciudad.

Mientras tanto, desde el Partido Popular, la alcaldesa Gema Igual ha defendido la importancia del proyecto como una herramienta clave dentro del plan de movilidad sostenible de Santander. Igual ha respondido a las críticas señalando que el coste original del aparcamiento subterráneo se disparó y fue necesario replantear la opción en superficie para ajustarse a los fondos europeos. “Somos libres de cambiar el escenario", ha explicado la regidora, añadiendo que "si el Gobierno de España no ayuda a hacer un aparcamiento disuasorio, ni los tiempos ni la urgencia son los mismos, por lo que hay que replantearse la situación”.

En su intervención, Igual ha insistido en que "si hay aportación del Gobierno de España nosotros haremos el aparcamiento, si no la hay, pues nos lo pensamos porque no estaremos sujetos a nada". La alcaldesa ha dejado claro que el Ayuntamiento presentó la modificación del proyecto al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible (MITMA) con el respaldo de los técnicos municipales y que, aunque se ha denegado la modificación, se presentarán alegaciones.

El PSOE e IU, en su moción conjunta, insisten en que el proyecto es "innecesario e inútil" y que, además, "no responde a las necesidades de movilidad" de la ciudad. Ambos partidos señalan que el proyecto no tiene una finalidad disuasoria, ya que "se trata de un lugar donde ya existe un aparcamiento gratuito", y que la obra solo reduciría las 800 plazas actuales.

El Ayuntamiento, por su parte, justifica que la opción de hacer el aparcamiento en superficie se debe a que el presupuesto del estacionamiento subterráneo era "muy superior" al inicialmente estimado. Además, subrayan que el proyecto es parte de un plan más amplio que busca mejorar la movilidad y facilitar la Zona de Bajas Emisiones en la ciudad, una medida que otras ciudades europeas ya han implementado con éxito para reducir la contaminación y el tráfico en sus centros urbanos.

Mientras el debate continúa, la cuestión central sigue siendo la movilidad y cómo adaptar Santander a las necesidades del futuro. Aunque las posturas estén enfrentadas, lo cierto es que la ciudad necesita un plan claro y eficaz para reducir el tráfico y fomentar el uso del transporte público, y el proyecto del aparcamiento de El Sardinero es solo una pieza en este complejo puzzle urbano.