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Acuerdo judicial: un año de prisión para el agresor de una menor en una discoteca de Cantabria

Acusado de abusar y abofetear a una menor en una discoteca.

El acusado de abusar sexualmente y agredir a una menor de 15 años en una discoteca de Santander ha sido condenado a un año de prisión, tras reconocer los hechos en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Cantabria. La sentencia ha sido posible gracias a un acuerdo entre las partes, lo que ha rebajado la pena inicialmente solicitada por la Fiscalía.

En el juicio, celebrado en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria, el procesado aceptó una condena de un año de prisión por abuso sexual y 960 euros de multa por dos delitos leves de lesiones. La multa se desglosa en una cuota diaria de 8 euros durante dos meses por cada uno de los delitos. Además, se le impone una inhabilitación especial de tres años para ejercer cualquier empleo o actividad que implique contacto directo con menores.

Detalles de la agresión

Los hechos se remontan a una noche en un establecimiento de ocio nocturno en Santander, cuando el acusado se acercó a la menor "con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales" y le realizó tocamientos reiterados en el glúteo. A pesar de que la víctima, visiblemente incómoda, le pidió que parase, él continuó con su comportamiento. Esto provocó que la menor y su grupo de amigos confrontaran al acusado, quien respondió propinando una bofetada en la cara de la menor, causándole una herida que sangró.

El abuso no se detuvo ahí. Una mujer que intentó intervenir fue agredida por el acusado, quien la agarró por el cuello y le golpeó con un botellín en la calle. Este segundo episodio de violencia llevó a la acusación de dos delitos leves de lesiones, además del delito de abuso sexual a la menor.

¿Es suficiente la pena?

La Fiscalía había solicitado en principio dos años de prisión y siete años de inhabilitación para trabajos que implicaran contacto con menores. La acusación particular, en representación de la menor y su familia, había pedido incluso cuatro años de cárcel. Sin embargo, tras el acuerdo alcanzado entre la Fiscalía, la defensa y la acusación particular, la pena se redujo a un año de prisión y tres años de inhabilitación.

La reducción de la condena responde a la aplicación de la reforma del Código Penal, que se ha considerado más beneficiosa para el procesado. La nueva normativa permitió rebajar la pena original, algo que ha generado preocupación entre las asociaciones de protección de menores, que temen que la aplicación de estas reformas pueda dar lugar a penas insuficientes en casos de abuso sexual.

Además, el tribunal ha decretado que el acusado deberá indemnizar a la menor por las lesiones físicas y los días de curación, así como al Servicio Cántabro de Salud (SCS) por los servicios médicos prestados tras la agresión.

Reflexiones tras la sentencia

Este caso pone de relieve la vulnerabilidad de los menores en espacios de ocio nocturno y plantea importantes interrogantes sobre la suficiencia de las penas impuestas en delitos de abuso sexual. Aunque el acusado ha reconocido los hechos y ha aceptado la condena, la sociedad debe preguntarse si un año de prisión es una sanción adecuada para este tipo de comportamiento.

Las agresiones físicas y sexuales a menores no solo dejan lesiones físicas, sino también profundas secuelas emocionales que pueden perdurar durante años. La justicia, aunque opera dentro del marco legal establecido, debe tener en cuenta el impacto psicológico en las víctimas y sopesar si las penas actuales son suficientes para disuadir este tipo de comportamientos.

El tribunal, tras dictar sentencia, ha decretado la firmeza del fallo al no haber objeciones por parte de las acusaciones ni de la defensa, y la defensa del acusado ha solicitado la suspensión de la condena, dado que su cliente no tiene antecedentes penales y la pena es inferior a dos años de prisión. Tanto la Fiscalía como la acusación particular no se han opuesto a esta solicitud, por lo que la Sala tendrá que decidir si procede conceder esta suspensión.

La protección de los menores en entornos de riesgo

Este caso deja abiertas importantes cuestiones sobre la protección de los menores en espacios de ocio. La conciencia social y las medidas preventivas deben reforzarse para evitar que agresiones como estas continúen ocurriendo en lugares públicos. Es crucial que la sociedad y las instituciones trabajen conjuntamente para crear espacios seguros para todos, especialmente para los más vulnerables.