La alocución "a trancas y barrancas", según el DRAE, describe situaciones en las que algo se lleva a cabo con grandes dificultades, superando obstáculos en busca de un objetivo. Este parece ser el panorama que se perfila para el Gobierno en La Moncloa, que, según todo indica, podría enfrentarse a un otoño político complicado.

Para empezar, algunos de sus socios ya han manifestado su reticencia a apoyar el techo de gasto y, más adelante, el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE). El más reciente en expresar esta opinión ha sido Andoni Ortúzar, presidente del PNV, quien ha declarado que ve al Gobierno "en el alambre", y no se muestra optimista respecto a la posible aprobación de los PGE. Cabe recordar que el PNV fue uno de los partidos que, en su día, facilitó la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa apoyando la moción de censura contra Mariano Rajoy.

Otro actor crucial en este escenario es Junts, el partido de Carles Puigdemont, que tampoco parece dispuesto a apoyar las cuentas. Además, los cuatro votos de Podemos y el del diputado José Luis Ábalos, exministro socialista ahora relegado al Grupo Mixto y con notorias diferencias con su antigua formación, también están en el aire.

En el lado de la oposición, el rechazo cantado del PP y de Vox agrava la situación. Ante esta suma de previsibles "noes", parece que la ministra María Jesús Montero y su equipo ya están trabajando en los PGE de 2025, asumiendo la posibilidad de una nueva prórroga, lo que sería la segunda en lo que va de legislatura.

Núñez Feijóo, líder de la oposición, ha señalado que Sánchez no está realmente gobernando, sino que se limita a "estar en el Gobierno". Así, parece que el panorama para el Ejecutivo es de pura supervivencia política, "en el alambre" como dice Ortúzar, y avanzando "a trancas y barrancas". En este contexto, hay que reconocer la habilidad política de Sánchez, quien ha demostrado ser un consumado equilibrista en situaciones de extrema dificultad.