Quizá Sánchez debería salir un rato de La Mareta y ver el 'Gran Problema'

Sanchez y su mareta.

Los periodistas nunca debemos escribir pensando que nos va a leer el presidente del Gobierno, o el líder de la oposición, o el alcalde de nuestro pueblo, o el seleccionador de nuestro equipo de fútbol. Parece obvio que hemos de pensar, cuando escribimos o hablamos en una tertulia, incluso cuando participamos en redes sociales, en la gente, la maravillosa gente, que en teoría nos lee y nos escucha.

Por eso, ruego al lector que no interprete, por el título de este comentario, que quiero influir, a mi humilde escala, para que Pedro Sánchez abandone la verja protectora de La Mareta y salga a ver cómo anda el mundo, incluso el más cercano. Por ejemplo, en esa Canarias que está sufriendo en primera fila el mayor problema que aqueja a Europa, quizás al mundo.

Supongo que Sánchez, poco amante de los chicos de la prensa, aprovechará estas vacaciones para evitar zambullirse en unos medios a los que en La Moncloa consideran mayoritariamente hostiles a la gobernación presidencial: el presidente es poco amante de la crítica y, menos aún, de ciertas cuchufletas, que, me dicen, careciendo, como carece, del más mínimo sentido del humor, le irritan especialmente.

Pero, reciba o no estos días los informes confidenciales que le preparan sus ayudantes en base a lo que publican y dicen los medios, y sin ánimo de dar consejos a nadie -otra manía de los periodistas--, quizá conviniese dar un toque a quien gobierna a los españoles y hacerle reflexionar con titulares como este: la llegada de migrantes 'sin papeles' aumentó en un año un 126 por ciento en Canarias y un 173 por ciento en Ceuta. Quizá, me atrevo a opinar, sea esta una cuestión acerca de la cual habría que llegar de una vez, y ya urgentemente, a un pacto nacional y también a un pacto europeo.

Pero, claro, comprendo que a Sánchez le resulta mucho más fácil abrir La Mareta para que entre Salvador Illa -que, tras su investidura, pasa sus vacaciones también en Lanzarote-que salir a la calle a ver qué pasa, porque, entre las cosas que seguramente pasarían, se incluiría alguna pitada, o más que eso, dirigida al presidente.

Por supuesto que no abogo por soluciones de 'devolución en caliente', y menos aún de represión brutal, para tratar el tema de la migración. Aplaudo, y desde luego que no lo considero un 'escape', el proyectado viaje de Sánchez del 28 al 30 de este mes a Mauritania, Senegal y Gambia, tres países que tienen mucho que ver -junto con Marruecos-, con la llegada a las costas canarias de migrantes 'sin papeles' en busca de un mundo mejor.

Ignoro qué ofrecerá en concreto Sánchez a los desde luego no siempre limpios de corrupción gobernantes de alguno de estos países, pero sí lamento que no se haga acompañar de, por ejemplo, el presidente canario, Fernando Clavijo, de Coalición Canaria, un personaje sin duda relevante en la zona y en esta coyuntura y a quien no sé si Sánchez ha tenido la cortesía de visitar a su llegada vacacional a Lanzarote.

Pero, en fin, nunca es tarde: supongo que el pertinaz silente Sánchez tendrá que explayarse, ante los medios que le acompañen en este interesante viaje, al menos acerca de la migración y los acuerdos a los que, ya que no es capaz de llegar en España, tendrá que intentar forzar que se suscriban entre Europa y muchos países africanos. Porque la situación, con la UE cerrando los ojos, no puede seguir así mucho más tiempo.

Y, por cierto, ¿qué fue de aquellos menores olvidados de la diosa Fortuna, a los que un acuerdo entre PSOE y PP, que hizo que el pacto de los 'populares' con Vox se rompiese en las autonomías, iba a repartir entre distintas Comunidades? ¿Sabemos al menos que están bien acomodados, que se han insertado, que son un poco más felices?

Este, claro, es uno de los muchos silencios que presiden este mes de agosto, tan callado desde los estamentos oficiales. Y desde los otros estamentos también.