27.09.2024 |
El tiempo
viernes. 27.09.2024
El tiempo
El Diario de Cantabria

Cierra paréntesis

En #Bolivia también estuvimos juntos y reconociendo la fuerza que somos. 

Foto de Santa Cruz de la Sierra, donde los venezolanos recordaron que ganamos y vamos a concretar esa victoria.
En #Bolivia también estuvimos juntos y reconociendo la fuerza que somos. Foto de Santa Cruz de la Sierra, donde los venezolanos recordaron que ganamos y vamos a concretar esa victoria.
Cierra paréntesis

Estos días ha sido noticia la vuelta a la rutina informativa tras la clausura de los Juegos Olímpicos París 2024, que supusieron un agradable paréntesis al tener al mundo pendiente de este gran acontecimiento deportivo durante unas semanas, en las que pudimos disfrutar de las hazañas con las que nos deleitaron los mejores atletas del planeta, y con las que tuvimos la ocasión de emocionarnos, asombrarnos, sufrir, gozar y, en definitiva, distraer nuestra atención apartándola de una realidad protagonizada casi siempre por noticias inquietantes o indignantes, cuando no trágicas o dramáticas. Pero esa realidad seguía y sigue ahí y, por eso, inevitablemente, vuelve a abrir los informativos con las mismas noticias de siempre y protagonizada por múltiples conflictos, cada vez más amenazadores.

A lo largo de esta semana hemos seguido con preocupación la evolución de los acontecimientos en dos escenarios bélicos en los que la guerra parece no tener fin, Ucrania y Oriente Medio. En el primero, el avance las tropas ucranianas en territorio de Rusia, en la zona de Kursk, eleva la tensión a la espera de la respuesta de Putin, sin duda herido en su orgullo, al comprobar cómo tras 900 días de guerra, lo que pretendía que fuese una rápida invasión de una parte de Ucrania, como la que había perpetrado en Crimea hace diez años, se ha convertido en una prolongada e interminable guerra de desgaste, una parte de la cual ahora se libra en su propio territorio, y amenaza con descontrolarse de forma imprevisible. No menos preocupante resulta la situación que se vive en Oriente Medio, donde se está a la espera de que, de una forma u otra, se concreten y ejecuten las amenazas proferidas por el régimen iraní tras la muerte en su territorio del líder de Hamás, en un atentado del que culpa a Israel, y por el que clama una venganza cuya materialización mantiene en vilo a toda la zona, por lo que puede suponer de generalización del conflicto. El mundo contiene la respiración mientras en ambos escenarios continúa materializándose, con su trágica rutina, una terrible sangría, cuya prolongación en el tiempo no resta un ápice al dolor y la destrucción que lleva consigo, y donde la población sigue sufriendo los enormes estragos que, inevitablemente, provoca una guerra como la que tienen que soportar, muy a su pesar.

También en Venezuela se sigue viviendo un auténtico calvario, como consecuencia de la hipócrita actitud de un régimen dictatorial que hace oídos sordos a las atronadoras denuncias de fraude electoral que llegan de buena parte de los países democráticos, que señalan, cada vez con más claridad y contundencia, la absoluta ausencia de garantías de veracidad de los resultados proclamados por un régimen tiránico, cuyos dirigentes se aferran al poder y están dispuestos a todo para mantenerlo, con la complicidad de otras dictaduras, y de tibias posturas equidistantes como la mantenida por nuestro gobierno, una parte del cual es un inequívoco defensor de Maduro y de todo lo que representa esa abominable forma de gobierno, y es que los defensores del totalitarismo comunista son capaces de cualquier cosa con tal de justificar a sus correligionarios. Así que, tras el grato espejismo informativo que supusieron los Juegos Olímpicos, la cruda realidad vuelve a imponerse, y el mundo sigue girando con todos sus conflictos intactos, de modo que es hora de hacer lo que señalaban nuestros maestros en los dictados de antaño, cuando nos decían aquello de “cierra paréntesis”.

Cierra paréntesis
Comentarios