Zaragoza, 30 ene (EFE).- El Casademont Zaragoza afronta el partido de la Liga Endesa de este lunes contra el Urbas Fuenlabrada (20.30 horas) con la duda existencial de qué nivel será capaz de ofrecer si el yin o el yang, el blanco o el negro o el cielo o el infierno.

El equipo aragonés se ha convertido en las últimas jornadas en uno de los grandes enigmas por resolver para sus aficionados que tan pronto ven a un equipo incapaz, que baja los brazos a las primeras de cambio cuando se presenta dificultades importantes como a otro pujante, con fuerza, rasmia (que es el lema del equipo) y acierto que es capaz de dar su mejor versión cuando menos se espera.

El mejor ejemplo son los cuatro últimos encuentros. Perdió por paliza en las pistas del Unicaja (112-72) y Real Madrid (94-69) en las que bajó los brazos a las primeras dificultades que se presentaron y, sin embargo, fue capaz de ganar al Bitci Baskonia (97-79) y esta misma semana al UCAM Murcia (91-78) con dos grandes encuentros.

El triunfo ante el conjunto pimentonero, una de las revelaciones de la temporada, ha cargado de moral a un equipo quebradizo en este aspecto y se espera que ante el trascendental partido contra el equipo madrileño, un rival directo en la lucha por la permanencia, el conjunto 'rojillo' muestre su mejor versión.

Además, en la mente, tanto de los aficionados zaragozanos como en la de los jugadores, está la dolorosa derrota sufrida hace mes y medio en el pabellón Príncipe Felipe donde los fuenlabreños pasaron como un huracán llevándose por delante a un equipo maño que fue un juguete roto en manos de su rival y al que solo la relajación final madrileña permitió 'maquillar' el marcador en los últimos compases (74-85).

A la moral por el triunfo ante el UCAM parece que se unirán las ganas de revancha para lograr una victoria que sería tranquilizadora de cara a la clasificación y a demostrar que aquel Casademont Zaragoza no es el actual. EFE

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