Tokio, 1 feb (EFE).- Japón condenó hoy la violencia persistente en Birmania (Myanmar) cuando se cumple un año del golpe militar cuya oposición ha sido duramente reprimida y ha dejado cerca de 1.500 muertos y al territorio sumido en una profunda crisis.

"Condeno enérgicamente la situación en Birmania, donde el uso de la violencia está causando un gran número de muertes pese a los repetidos llamamientos de contención por parte de la comunidad internacional", dijo el ministro de Asuntos Exteriores japonés, Yoshimasa Hayashi, en un comunicado con motivo de la efeméride.

Hayashi mostró preocupación por "la continua falta de acción para mejorar la situación" y aprovechó el primer aniversario del golpe para volver a pedir a la junta militar que tome "medidas concretas para detener de inmediato la violencia, liberar a los detenidos y restaurar rápidamente el sistema político democrático".

El canciller japonés también pidió a la junta que se facilite el acceso de ayuda humanitaria al país.

Un año después del golpe militar en Birmania, el territorio se encuentra sumido en una profunda crisis con un aumento de la pobreza, la salida incesante de empresas, entre ellas japonesas, y un régimen aislado en medio del boicot y las sanciones económicas.

Las movilizaciones contra el levantamiento militar que derrocó al gobierno democrático de Aung San Suu Kyi han sido violentamente reprimidas por las fuerzas de la junta, liderada por el general Min Aung Hlaing.

Cerca de 1.500 personas han muerto, en su mayoría manifestantes pacíficos, mientras que más de 11.700 han sido arrestadas, incluida Suu Kyi, condenada a cuatro años de cárcel en medio de varios procesos judiciales opacos.

Los militares justifican el golpe por un supuesto fraude electoral en las elecciones de noviembre de 2020, en las que arrasó el partido de Suu Kyi, como hizo en 2015, pero los observadores nacionales e internacionales dieron su aval a los comicios.

Empresas como la noruega Telenor, la japonesa Kirin, la francesa Total y la estadounidense Chevron han salido o han anunciado su salida del país en medio de un deterioro de los derechos humanos.

Japón es junto a China, Singapur, Corea del Sur, Tailandia y Rusia uno de los principales socios inversores de Birmania.

Tokio paralizó sus ayudas al desarrollo en Birmania tras el golpe, menos "los casos considerados importantes desde el punto de vista humanitario", pero se ha abstenido de unirse a territorios como Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea en la imposición de sanciones a personas y grupos involucrados en el levantamiento.

Algunos analistas creen que este posicionamiento laxo podría deberse también a la creciente influencia de China en Birmania. EFE

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