Nursultán, 22 feb (EFE).- El secretario de Estado de Kazajistán, Erlan Karin, aseguró hoy que el Gobierno evitó que se produjera en el país una “Yihad” como tenían programado los “terroristas”, que aprovecharon los disturbios de enero para ordenar desde Siria esta lucha armada.

En la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, explicó cómo los violentos disturbios de enero, que dejaron cerca de 240 muertos y 4.600 heridos en 11 regiones del país, nacieron como unas manifestaciones pacíficas que fueron utilizadas por sectores radicales, y posteriormente por terroristas, para intentar desestabilizar una nación que está abordando reformas.

“Después de que se ejecutaran tres olas de distinto grado de actuación, se evitaron la cuarta y la quinta, cuya orden de ejecución fue decretada por un líder kazajo desde Siria cuando envió un mensaje en línea”, que después se distribuiría en redes sociales.

“Si no se llega a actuar cómo se actuó” con tropas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), y se hubiese difundido el mensaje entre los tumultos, se hubiese desencadenado la Yihad, destacó.

El Gobierno de Kazajistán publicará “a mediados de marzo” los resultados preliminares de la investigación que realiza sobre los violentos disturbios, que provocaron unas 10.000 detenciones, que han supuesto que actualmente sigan apresadas 470 personas acusadas de terrorismo y participan en los incidentes más violentos.

Karin relató cómo en otras ciudades como Aktau, capital de la provincia de Mangystau, más de 20.000 personas participaron en manifestaciones contra la subida del gas, sin que se produjeran incidentes entre los manifestantes y una policía desarmada - como en el resto del país en ese momento -.

Sin embargo en Almaty, y otras regiones, se desencadenaron disturbios organizados con víctimas mortales que se hubiesen convertido en una Yihad tras ser ordenada por “un líder kazajo” que fue entrenado en Afganistán por radicales europeos y que ya ha colaborado con grupos terroristas en acciones en Europa.

Explicó que el radicalismo es “algo nuevo” en Kazajistán, a diferencia de otros países de la región, y recordó que los “primeros ataques armados”, en los 30 años vividos desde que se independizó de la antigua URSS, se produjeron en 2011 y 2012 y siempre con “instigación” que llegaba desde países como Siria o Afganistán.

Estos disturbios son consecuencia de que hay organizaciones y determinados grupos que no quieren que continúe la transformación del país que está llevando a cabo el presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, argumentó.

Junto al viceministro de Exteriores, Roman Vassilenko, recordó como se ha cambiado, por ejemplo, la ley de manifestaciones hace dos años, pasando de la soviética de 1995 a la de 2020 y modificando normas como que en lugar de tener que pedir permiso a las autoridades para manifestarse, sólo sea necesario notificarlo.

“Esto supuso que vivir años sin ninguna manifestación en el país, o como máximo 5, se pasara entre junio de 2020 a junio del pasado año a 500 manifestaciones en Kazajistán en sólo 12 meses”, dentro de la voluntad de Tokávev de que la sociedad manifieste sus problemas y la administración sea consciente y las solucione, añadió.

Por eso lamentó que internacionalmente se pueda ver la actuación del Gobierno durante los disturbios como un rechazo a las manifestaciones, “cuando es todo lo contrario”, al tiempo que estimó que los impulsores de los tumultos intentan crear una imagen negativa del Ejecutivo para frenar los cambios sociales y económicos que se están haciendo.

Las manifestaciones comenzaron el pasado 2 de enero, inicialmente pacíficas y en protesta por el alza considerable de los precios del gas licuado, el principal combustible automotriz utilizado en el país, los siguiente días derivaron en una escalada de violencia que llegó a su pico máximo el 6 de enero.

Kazajistán, con apoyo de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), alianza militar que agrupa a seis antiguas repúblicas soviéticas, entre ellas Rusia, restableció el orden tras 10.000 detenciones.

Actualmente, la cifra de detenidos totales llega a 727, ya que además de las 470 personas acusadas de terrorismo y de participar en los incidentes más violentos, están las privadas de libertad en, por ejemplo, centros de investigación, acusadas de participar en otros tumultos con violencia o en otros delitos acaecidos en los primeros días de enero en estas ciudades. EFE

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