Nursultán, 18 ene (EFE).- El expresidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, negó hoy, en su primera comparecencia pública desde el estallido de los disturbios en la nación centroasiática, que exista un conflicto entre las élites gobernantes, considerado uno de los motivos de la actual crisis política.

"El presidente Kasim-Yomart Tokáyev tiene todo el poder en sus manos. Preside el Consejo de Seguridad. Próximamente será elegido presidente del partido Nur Otan. Por ello, no existe ningún conflicto o enfrentamiento entre las élites", afirmó en una alocución televisada.

Las protestas estallaron el pasado 2 de enero cuando los precios del gas licuado, utilizado en muchos vehículos en el país como alternativa barata a la gasolina, se duplicaron cuando el Gobierno dejó de regularlos.

Aunque Tokáyev congeló los precios, las manifestaciones ya se habían tornado violentas alentadas por el descontento social con la corrupción y la élite del país, en el que la familia Nazarbáyev tiene una gran influencia e ingentes activos económicos.

"El objetivo de estos disturbios y ataques organizados contra Kazajistán era la destrucción de la integridad del país y de los cimientos del Estado", dijo Nazarbáyev, al señalar la importancia de proteger la independencia como "a la niña de sus ojos, una vasija frágil que exige un cuidado especial".

Tras expresar sus condolencias a los familiares y allegados de las víctimas, que ascendieron a 225 fallecidos y más de 4.500 heridos, llamó a identificar a los organizadores de los "pogromos y asesinatos" durante los disturbios.

En Kazajistán los disturbios se interpretan por expertos no como una agresión exterior, sino como el resultado de una lucha por el poder, que ha acabado con el mito de la estabilidad del sistema político creado por Nazarbáyev, quien dirigió el país durante 30 años y que para muchos seguía mandando en la sombra.

Al respecto, afirmó que desde 2019, cuando cedió sus responsabilidades a Tokáyev, está "jubilado".

"En la actualidad disfruto de un descanso merecido en la capital de Kazajistán y no marché a ningún lugar", añadió, para acallar los rumores de que se habría exiliado.

Nazarbáyev, quien guardó silencio durante más de dos semanas, señaló que "los sucesos de enero impactaron a todo Kazajistán".

"Durante 30 años trabajé sin tregua en aras de la Patria. Fortalecimos sus fronteras. Llevamos a cabo reformas progresistas. Construimos juntos un Kazajistán independiente, logramos grandes éxitos en el desarrollo social y económico", señaló, al señalar que esto se debió a la unidad de todos los kazajos.

El exmandatario, conocido popularmente como Elbasi (padre de la nación), señaló que la estabilidad y la tranquilidad del país siempre fueron su objetivo.

"Todos debemos cuidar estos valores imperecederos. Superaremos esta crisis y seremos más fuertes", concluyó, al lanzar un mensaje de apoyo al programa de reformas a su sucesor.

En los últimos días Tokáyev ha destituido a varios de los familiares y antiguos ayudantes de Nazarbáyev, a los que las autoridades responsabilizan del estallido de los disturbios, motivo por el que varios altos funcionarios ya han sido detenidos.

Los últimos en ser depuestos el lunes fueron el yerno y el sobrino de Nazarbáyev, el primero considerado uno de los hombres más ricos del país bañado por el mar Caspio y el segundo, vicepresidente del Comité de Seguridad Nacional.EFE

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