Adís Abeba, 13 ene (EFE).- La autoría del asesinato de tres cooperantes de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Etiopía -una española y dos etíopes- sigue sin conocerse seis meses después, si bien el Gobierno etíope tiene una investigación en curso, informó hoy la ONG, que pide que se establezca la responsabilidad del crimen.

Los cadáveres de María Hernández (35 años), coordinadora de emergencias de MSF en la región norteña de Tigré -en conflicto con el Gobierno central desde noviembre de 2020-, del coordinador asistente Yohannes Halefom Reda (32 años) y el conductor Tedros Gebremariam (31 años) fueron encontrados el pasado 25 de junio.

Los tres se estaban desplazando el día 24 desde la localidad de Abi Adi hacia el sur de la región, tras recibir información sobre un gran número de heridos en la aldea de Shoate Egum, cuando la organización perdió el contacto con ellos.

Los cuerpos fueron hallados más tarde en un radio de entre 100 y 400 metros del vehículo.

"El tipo de heridas sufridas por nuestros compañeros no correspondían a las que hubieran resultado de un fuego cruzado, y confirman que fue un asesinato intencionado de tres trabajadores de ayuda humanitaria", señaló la presidenta de MSF España, Paula Gil, a través de un comunicado difundido este jueves.

Según la organización, "sus lesiones mostraban que los tres habían sufrido múltiples disparos a corta distancia".

Cada uno de los cooperantes era "claramente reconocible como civil y trabajador humanitario" cuando fueron asesinados y el vehículo en el que viajaban estaba identificado con el logotipo y dos banderas de MSF, subrayó Gil.

Durante los últimos seis meses, MSF no sólo ha realizado sus propias pesquisas para reconstruir lo que sucedió aquel día, sino que también se ha reunido repetidamente con varios ministerios del Ejecutivo etíope para exigir una investigación y ha hecho las mismas peticiones a los insurgentes del Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT).

A pesar del diálogo mantenido hasta la fecha con las autoridades etíopes, MSF manifestó su "preocupación por las declaraciones públicas realizadas contra las organizaciones humanitarias", acusadas en varias ocasiones de apoyar a los rebeldes, algo que ha puesto en riesgo su seguridad.

"En Etiopía, nuestros equipos han sido regularmente objeto de acoso, de graves amenazas y de detenciones", denunció Gil.

De hecho, según los últimos datos de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Ayuda Humanitaria (UNOCHA), al menos 24 trabajadores humanitarios han muerto ya a causa del conflicto en el norte del país.

Tras el asesinato de los tres cooperantes, MSF suspendió sus operaciones en las ciudades de Abi Adi, Axum (centro) y Adigrat (este) y, poco después, el Gobierno etíope ordenó la suspensión de sus actividades en el noroeste de Tigré y en las regiones de Amhara, Gambela y Somalí.

La declaración del estado de emergencia en el país en noviembre pasado, después de que los rebeldes del FPLT amagaran con marchar hacia Adís Abeba, obligó a la ONG a detener sus operaciones en otros puntos del país por motivos de seguridad, reduciendo su presencia.

La guerra estalló el 4 de noviembre de 2020, cuando el Gobierno federal ordenó una ofensiva contra el FPLT -partido político que gobernaba la región- en represalia por un ataque contra una base militar federal y tras una escalada de tensiones políticas.

Miles de personas han muerto y unos dos millones de personas han tenido que abandonar sus hogares debido a la violencia, según la ONU. EFE

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