Durante el mes de agosto se superó un porcentaje del IPC de diez puntos, unas cifras desastrosas a nivel económico no solo para los cántabros, sino también para el resto de españoles. Septiembre no fue tan extremadamente malo, pero aun así dicho mes se cerró con la inflación al 8,9 por ciento. Octubre no parece que vaya a terminar con unos números demasiado mejores, así que tanto los productos como los servicios cada vez irán experimentando una mayor subida de precio.

Hoy hablaremos precisamente de un servicio que ha visto aumentado notablemente su precio en los últimos tiempos. De hecho, antes de que se produjera este drástico incremento de la inflación ya estaba teniendo lugar una subida considerable. Nos referimos a las residencias de ancianos.

Varias fuentes indican que se ha producido dicho incremento. Por ejemplo, según GransLiving el precio de las residencias ha aumentado. Pero, ¿cómo lo ha hecho? A continuación daremos las cifras para que veas cuánto cuesta ahora este servicio tan necesario para las personas de avanzada edad.

Esto es lo que cuestan hoy en día las residencias de ancianos

En otros tiempos era relativamente sencillo dar con residencias de ancianos que costaban menos de mil euros al mes. Hoy en día, por desgracia, esto solo es viable en ciertas Comunidades Autónomas en concreto. La cifra es realmente baja, formando parte de la lista tan solo cinco CCAA: Baleares, Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Aragón.

¿Qué pasa con las demás? El precio mínimo supera los mil euros y, en muchos casos, de manera bastante amplia. Un claro ejemplo es el de Extremadura y las Islas Canarias. De hecho, sorprendentemente en estas dos regiones es donde más caras son las residencias de ancianos.

Por otra parte, llama la atención la gran diferencia que hay entre Barcelona y Madrid. Cabría esperar que, al ser dos grandes ciudades de semejante nivel de importancia, tuvieran un precio similar. Nada más lejos de la realidad.

Una residencia de ancianos en la Ciudad Condal cuesta como mínimo 1050 euros. Sin embargo, en caso de querer optar por una emplazada en la capital de España el desembolso a realizar es de unos 1700 euros.

Tras haber hablado de otras Comunidades Autónomas ahora toca sacar a colación la nuestra. En Cantabria el precio más reducido se sitúa en aproximadamente mil euros. Por el contrario, el más elevado ronda los 2650 euros. Teniendo en cuenta la cifra de residencias de ancianos que hay en el territorio cántabro, los cálculos indican que el precio medio es de aproximadamente 1800 euros.

Pero, ¿de qué depende que el precio sea bajo o alto? Más allá de cómo son las instalaciones y de su ubicación, también afecta de manera considerable si se trata de una residencia de ancianos pública, privada o concentrada. Desafortunadamente las públicas no resultan demasiado numerosas, calculándose que tan solo una de cada cuatro lo son.

Comparando los precios que acabamos de sacar a colación con los de hace tan solo un par o tres de años se evidencia una gran diferencia. ¿A qué es debido? Más allá de la inflación, también entran en juego otros aspectos a tener en cuenta, los cuales describiremos en próximas líneas.

Motivos por los que aumentan los precios de las residencias de ancianos

Obviando la titularidad -pública, privada o concertada- y la inflación, hay factores muy importantes que adicionalmente dan pie a que el precio sube drásticamente.

Uno de los que más valoran las familias es la ubicación. Poder ir a visitar fácil y rápidamente a sus seres queridos es clave, pero resulta un tanto difícil si la residencia de ancianos está emplazada en las afueras de Santander. Precisamente estas últimas son las más baratas. Por el contrario, las ubicadas en núcleos urbanos muy bien conectados por carretera o en transporte público son las que más han subido sus precios.

Los productos alimenticios de los que dispone la residencia de ancianos también son un factor clave. ¿Recuerdas que antes hemos hablado de la inflación? Todo alimento cuesta bastante más ahora que hace un par de años, lo cual notan no solo los consumidores. Por supuesto, los proveedores de las residencias han tenido que subir sus precios, viéndose obligados también estos centros para seguir obteniendo los mismos beneficios sin que se vean reducidos por culpa del IPC.