En los últimos días, Marruecos ha reducido la vigilancia en su frontera con Ceuta, lo que ha permitido la entrada de cientos de inmigrantes en la ciudad autónoma española. Según fuentes consultadas, esta relajación en el control fronterizo se debe a la presión migratoria interna que enfrenta el país vecino, en gran parte derivada del incremento de migrantes provenientes de Argelia y África Central.

La situación ha generado una llamada de auxilio por parte de Ceuta, que se encuentra desbordada ante la llegada masiva de menores inmigrantes. Juan Jesús Vivas, presidente de la ciudad autónoma, ha solicitado al Gobierno español y a las comunidades autónomas que proporcionen ayuda para trasladar a estos menores a la península. En las últimas dos semanas, miles de personas han intentado acceder a Ceuta nadando de forma irregular. Aunque la mayoría han sido devueltas a Marruecos, los menores y ciudadanos de otras nacionalidades han quedado bajo la tutela de las autoridades españolas.

Agentes españoles desplegados en la frontera aseguran que, si bien Marruecos hizo un esfuerzo notable por contener el flujo migratorio en la madrugada del viernes, este ha sido insuficiente. Según ellos, en los días anteriores, las autoridades marroquíes "miraron hacia otro lado", lo que facilitó el cruce de migrantes hacia territorio español. Los migrantes intentan llegar a Ceuta bordeando el espigón de El Tarajal y lanzándose al mar en plena noche, aprovechando momentos de baja visibilidad como la neblina del viernes pasado.

Las autoridades marroquíes han retomado en las últimas horas un control más riguroso, con un aumento significativo de efectivos tanto en el mar como en tierra. "La marina marroquí ha colaborado esta noche [por la madrugada del viernes] sacando personas del agua. Hasta que ha dicho que ya no sacaba más. Ha habido cierta tensión", han señalado las fuentes. No obstante, consideran que los esfuerzos siguen siendo insuficientes.

Los migrantes devueltos a Marruecos, a excepción de los menores y ciudadanos de terceros países, son trasladados al sur del país como una forma de castigo o destierro, según las mismas fuentes. Entre los que lograron llegar a Ceuta se encontraba al menos un menor (aunque otras fuentes locales hablan de tres), que se suma a los más de 50 que han arribado en los últimos días.

La situación en Ceuta es cada vez más difícil de manejar. La ciudad autónoma actualmente tutela a 406 menores, superando en un 360% su capacidad de acogida. Esta sobrecarga ha llevado a Vivas a enviar una carta al Gobierno español y a las comunidades autónomas, pidiendo un mecanismo "ágil" y "vinculante" para trasladar a estos menores a la península.

La respuesta del Gobierno central ha sido desigual. Mientras que la ministra de Defensa, Margarita Robles, afirmó no tener conocimiento de ninguna solicitud para aliviar la saturación de los centros de acogida, la ministra de Juventud y Defensa, Sira Rego, se ha comprometido a colaborar tras una conversación telefónica "cordial" con Vivas.

El Partido Popular ha aprovechado la situación para renovar su petición de declarar una emergencia migratoria en todo el país, en medio del debate sobre la reforma de la Ley de Extranjería. El Gobierno ha estado buscando apoyo entre las regiones para establecer un sistema de reparto obligatorio de menores, aunque algunas comunidades, como Cataluña, han mostrado reticencias.

La situación migratoria en Ceuta refleja un fenómeno más amplio en España. Aunque las llegadas por vía marítima a la ciudad han disminuido en lo que va de año, los intentos de entrada por vía terrestre, incluidos aquellos que lo hacen a nado, han aumentado considerablemente en las últimas semanas. En lo que va de año, 31.155 personas han llegado a España de forma irregular, un 66,2% más que en el mismo periodo del año anterior.

Esta crisis migratoria ocurre casi una década después de la tragedia de El Tarajal, donde 15 migrantes murieron intentando cruzar a nado la frontera con Marruecos. Aunque el Tribunal Supremo no encontró responsabilidades penales y archivó la causa en 2022, la situación actual revive el recuerdo de aquellos eventos trágicos.