La selección de Portugal cayó ante Georgia en la última jornada del grupo F, perdiendo 2-0 en Gelsenkirchen. Los goles de Kvaratashkelia y Mikautadze aseguraron la histórica clasificación de Georgia para los octavos de final de la Eurocopa por primera vez.

La primera mitad comenzó con un gol en el primer minuto del partido. Kvaratashkelia, estrella del Nápoles, mostró un rendimiento brillante que recordó a su primera temporada en la ciudad partenopea. El gol fue resultado de un error grosero de António Silva, el joven talento portugués, que pagó caro su inexperiencia. El defensor del Benfica cedió un balón atrás que Mikautadze interceptó, permitiendo que el máximo goleador de la Eurocopa asistiera a Kvaratashkelia para que anotara en la primera ocasión del partido.

Portugal, desdibujada y reflejando la impotencia de Cristiano Ronaldo en cada acción, sufrió varias trifulcas con el colegiado, quien finalmente le mostró una tarjeta amarilla, amenazando su presencia en los cuartos de final. El capitán portugués, junto con el portero Diogo Costa, fue uno de los pocos que no rotaron en el once de Roberto Martínez.

La segunda mitad no trajo cambios. La selección portuguesa se estrelló contra un muro llamado Mamardashvili. El portero del Valencia continúa haciendo una Eurocopa impresionante y se ha convertido en una de las grandes figuras del torneo. La sentencia llegó con un riguroso penalti de António Silva sobre un atacante georgiano. El VAR ayudó al colegiado a señalar los once metros, que Mikautadze se encargó de transformar, convirtiéndose en el máximo goleador en solitario de la Eurocopa.

El 2-0 fue un golpe devastador para Portugal y marcó la primera derrota de Roberto Martínez desde su llegada al banquillo portugués. Los gestos de rabia de Cristiano Ronaldo, que no logró alcanzar el récord de anotador en seis Eurocopas diferentes, reflejaron perfectamente a una Portugal totalmente desdibujada en Gelsenkirchen, firmando su peor partido en esta Eurocopa.

Georgia, por su parte, se enfrentará a España en los octavos de final, con la moral por las nubes tras una histórica clasificación.