La campeona del mundo no pudo cerrar su histórica primera participación en la cita olímpica con un premio, dejando escapar una última oportunidad en un penalti en el tiempo de descuento.

Un partido equilibrado y tenso

Desde el inicio, el encuentro mostró un alto nivel de competitividad y tensión. España llegó al partido con la intención de mejorar su rendimiento en comparación con los últimos encuentros y, en gran parte, lo consiguió. El equipo dirigido por Jorge Vilda mostró más determinación y creó varias ocasiones de gol, aunque sin la eficacia necesaria para batir a la sólida defensa alemana.

El gol que decidió el encuentro llegó en el minuto 65, cuando Giulia Gwinn convirtió un penalti para Alemania. La pena máxima fue provocada por una mala salida de la portera Cata Coll, que dejó a las españolas en una posición complicada para remontar el marcador.

La última oportunidad: un penalti en el minuto 98

Cuando parecía que todo estaba perdido, España tuvo una última y clarísima oportunidad para empatar y llevar el partido a la prórroga. En el minuto 98, un penalti a favor dio esperanzas a las españolas. La responsabilidad cayó en los pies de Alexia Putellas, una de las grandes referentes del equipo y del fútbol femenino mundial. Sin embargo, el destino fue cruel para la campeona del mundo, ya que la guardameta alemana Merle Frohms adivinó la dirección del disparo de Alexia y detuvo el penalti, sellando así el bronce para su equipo.

Un sabor agridulce para España

El desenlace deja un sabor amargo para España, que llegaba con grandes expectativas tras su histórica victoria en el Mundial pero que se marcha de París 2024 sin medalla. Esta primera experiencia olímpica será, sin duda, un aprendizaje importante para el equipo, que a pesar de su gran potencial y reciente éxito, no pudo culminar su participación con una medalla.

Para Alemania, el triunfo supone una recompensa tras un torneo complicado, y les permite cerrar su participación con una medalla de bronce que les consolida como una de las grandes potencias del fútbol femenino a nivel mundial.

España ahora deberá reflexionar sobre esta experiencia olímpica, aprender de los errores y seguir trabajando para futuros desafíos. La eliminación en las semifinales y la derrota en la lucha por el tercer puesto son golpes duros para un equipo que aspira a consolidarse entre los mejores del mundo, pero la juventud y el talento presentes en la plantilla son señales positivas de cara al futuro.

Alemania, por su parte, se lleva el bronce y demuestra una vez más su fortaleza en los grandes torneos, mientras que España, aunque se queda sin premio, ha dejado claro que tiene el potencial para seguir creciendo y alcanzar nuevas alturas en el fútbol femenino mundial.