El Ayuntamiento de Santander, en un gesto cargado de significado y reflexión, conmemoró con solemnidad el trigésimo segundo aniversario del atentado perpetrado por la banda terrorista ETA en La Albericia. Este acto, presidido por la alcaldesa Gema Igual, tuvo lugar en el mismo escenario donde tuvo lugar el ataque, conocido como ‘la rotonda de la bomba’, y constituyó un homenaje sentido a las víctimas de la violencia terrorista.

Durante la ceremonia, se realizó una emotiva ofrenda floral en el Monumento a las Víctimas del Terrorismo, en honor a los tres ciudadanos fallecidos en el atentado y a los sobrevivientes, entre ellos dos agentes de policía que resultaron heridos. La presencia de Silvia Gómez, hija de una de las víctimas, y Francisco Vega, uno de los policías que sufrió graves lesiones, añadió un profundo sentido de empatía y cercanía a la conmemoración. Ambos compartieron sus vivencias y reflexiones sobre el impacto devastador que el terrorismo tuvo en sus vidas y en la comunidad.

La alcaldesa, en declaraciones a los medios de comunicación, destacó la importancia de eventos como este para mantener viva la memoria de las tragedias del pasado y para educar a las generaciones futuras sobre las consecuencias del terrorismo. Asimismo, anunció la realización de una charla-coloquio en el centro cívico de Tabacalera, en la que participarán personas vinculadas al atentado y expertos en psicología, con el propósito de sensibilizar sobre los efectos del terrorismo y de mostrar solidaridad con las víctimas.

La alcaldesa hizo un llamamiento a la comunidad para unirse en el recuerdo de las víctimas y en la condena de la violencia terrorista, subrayando que la solidaridad y la compasión son fundamentales para sanar las heridas del pasado y construir un futuro más pacífico y unido. En un momento en el que el terrorismo sigue siendo una amenaza en muchas partes del mundo, Santander reafirmó su compromiso con la paz, la justicia y la memoria de aquellos que perdieron la vida en actos de violencia.

Este evento no solo fue una ocasión para honrar y recordar a las víctimas del atentado de La Albericia, sino también para reflexionar sobre el impacto perdurable del terrorismo en la sociedad y para reafirmar el compromiso de Santander con la paz y la reconciliación. En un mundo marcado por la violencia y el conflicto, la ciudad continúa siendo un faro de esperanza y solidaridad, recordando que la unidad y la compasión son esenciales para superar los desafíos del pasado y construir un futuro más justo y pacífico para todos.