Rafa Nadal, un nombre sinónimo de lucha y gloria, ha quedado a un paso de la victoria en el ATP 250 de Bastad. A sus 38 años, en la final número 131 de su carrera, el tenista español cayó ante el portugués Nuno Borges por 6-3 y 6-2 en un encuentro que duró una hora y 26 minutos. Esta derrota marca un hito, pues no perdía una final sobre tierra batida desde 2015, cuando fue superado por Andy Murray en el Mutua Madrid Open.

Nadal, quien tomó este torneo como un rodaje crucial de cara a los Juegos Olímpicos de París, demostró una vez más su capacidad para sobreponerse a las adversidades. Tras una decepcionante salida en la primera ronda de Roland Garros ante Zverev, decidió concentrarse en su superficie favorita, el polvo de arcilla, evitando la hierba de Wimbledon.

El viaje de Nadal en Bastad ha sido una montaña rusa emocional. Mostró su resiliencia al remontar un set desfavorable contra Cameron Norrie, soportar un épico duelo de más de cuatro horas ante Mariano Navone y realizar una de sus clásicas remontadas frente a Duje Ajdukovic. Sin embargo, la final número 64 en tierra batida no pudo ser suya.

"Ha habido momentos muy buenos en la semana. Hoy no ha sido mi mejor día, pero ha sido una semana positiva. He disfrutado, no sé si volveré, probablemente no, pero muchas gracias por todo el apoyo y cariño recibido," reflexionó Nadal en pista, demostrando una vez más su humildad y gratitud.

El partido contra Borges comenzó con Nadal mostrando una irregularidad preocupante en su saque. El portugués, con solo seis horas de juego en el torneo frente a las doce de su oponente, aprovechó esta debilidad. A pesar de los esfuerzos del español, quien terminó el primer set con un 58% de acierto en su primer servicio, Borges tomó la delantera.

En el segundo set, Nadal mostró atisbos de su gen competitivo tan característico. Salvó un juego crítico y conectó varias derechas ganadoras. No obstante, la remontada se esfumó cuando Borges rompió su servicio en el quinto juego, sentenciando la final y asegurando su primer título ATP.

A pesar de la derrota, la participación de Nadal en Bastad es un recordatorio de su inagotable espíritu competitivo. Desde 2004, Nadal no ha dejado de morder trofeos cada temporada, una racha que solo se vio interrumpida el año pasado debido a su lesión.

Con Bastad ya en el retrovisor, Nadal se prepara para su último baile olímpico en París. En menos de una semana, volverá a las instalaciones de Roland Garros con la esperanza de añadir un capítulo dorado más a su legendaria carrera.