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Àlex Ollé lleva al Liceu una onírica e ingrávida "Pelléas et Mélisande"

Barcelona, 21 feb. (EFE).- El director de escena Àlex Ollé lleva al Gran Teatro del Liceu, a partir del próximo día 28, una onírica e ingrávida producción de "Pelléas et Mélisande", de Claude Debussy, con una atmósfera inquietante y un reparto encabezado por los franceses Stanislas de Barbeyrac y Julie Fuchs.

Àlex Ollé lleva al Liceu una onírica e ingrávida "Pelléas et Mélisande"

Barcelona, 21 feb. (EFE).- El director de escena Àlex Ollé lleva al Gran Teatro del Liceu, a partir del próximo día 28, una onírica e ingrávida producción de "Pelléas et Mélisande", de Claude Debussy, con una atmósfera inquietante y un reparto encabezado por los franceses Stanislas de Barbeyrac y Julie Fuchs.

Bajo la batuta del maestro Josep Pons, vuelve al coso de la Rambla una pieza que, a pesar de ser considerada como la primera ópera moderna, sólo se ha representado en Barcelona en trece ocasiones, la última hace diez años, en una propuesta firmada por Robert Wilson y con la navarra María Bayo de protagonista.

No ha obviado el director artístico del Liceu, Víctor Garcia de Gomar, en la presentación de este lunes, que se propone al público habitual una "arriesgada" receta, que lo mueve de su zona de confort, pero ha confiado en que habiendo como hay actualmente una venta de entradas "discreta", funcione el boca-a-oreja a partir de la segunda función, porque "es un título fascinante, el montaje más bonito que se ha hecho de Pelléas", aunque nadie salga del teatro "silbando alguna de sus melodías".

Esta historia de amor y destrucción, que ocupará el escenario del Liceu hasta el día 18 de marzo -se harán un total de siete funciones-, fue dirigido por primera vez por Àlex Ollé en Dresde (Alemania) en 2015, reconstruyéndose ahora, con un presupuesto de unos 240.000 euros, la escenografía de Alfons Flores, en la que el agua es un elemento esencial, con una pequeña balsa, de poca profundidad, que actúa a modo de espejo para los cantantes.

Tanto Stanislas de Barbeyrac (Pelléas) como Julie Fuchs (Mélisande) han bromeado hoy con que esperan que durante los siete días de las funciones pueda calentarse para facilitarles su trabajo.

En un ambiente sombrío, enigmático, la ópera sigue el libreto de Maurice Maeterlinck, que entronca con el movimiento simbolista.

Para Àlex Ollé, hay que dejar al público "con una total libertad y que sea su subconsciente el que conecte con lo que vea para, luego, sacar sus conclusiones. El hecho de que haya tanto que nos aboque a lo onírico provoca que cada espectador pueda hacer su propia lectura".

Con la escenografía de Flores, en la que también destaca una caja gigante en el centro como un castillo impenetrable que esconde todos los secretos, pretenden mostrar "que se trata de una historia circular en la que Mélisande siempre vuelve al lugar del que huye, atrapada por quien la persigue".

También hay una suerte de bosque que Ollé ve como "una telaraña en la que Mélisande queda atrapada".

Esta mujer "representa la luz que viene a iluminar el sombrío, triste y decadente reino de Allemonde", un espacio simbólico, fuera del espacio y el tiempo, donde reina el viejo rey Arkel, que nombra heredero a su nieto Golaud, quien una noche descubrirá en el bosque a una misteriosa mujer, Mélisande, con la que se casará, aunque ella acabará enamorándose del medio hermano de Golaud, Pelléas.

Josep Pons ha aseverado, respecto a la música, que Debussy es "siempre complejo pero nunca complicado, algo que me fascina de él" y ha agregado que "no es descriptivo, sino simbólico, exuberante en colores, pero austero en todas sus formas".

Sin dudarlo, ha descrito la obra del compositor como "belleza en estado puro" y también ha tenido, igual que Ollé, buenas palabras para el elenco de intérpretes, porque "parece que Debussy haya escrito para ellos, por el color, por la manera en que la dicen".

A la vez, ha remarcado que "es uno de los grandes títulos de la historia de la música, ya no de los tiempos recientes. Es un dardo a las emociones, de una certeza inequívoca". "Sales impactado y tienes que dejar que te resuene un rato. A mí me hace llorar y es algo que no me pasa con muchas obras, pero me contendré", ha apostillado.

Julie Fuchs, en su debut como Mélisande, ha considerado que se trata de una ópera "sublime, que nos inspira" y que permite expresar "con gran fuerza el texto, en un universo que no es realista. Me permite expresar las emociones de una manera muy profunda".

Stanislas de Barbeyrac, que será la tercera vez que de vida a Pelléas, cree que se trata de un rol "mítico", que no lo encasilla como cantante lírico porque "da una enorme libertad y no tienes que estar concentrado en la técnica de la voz, sino que entras en un universo que te envuelve, en una obra en la que primero va la música y luego el texto, olvidándote de si eres un tenor o un barítono".

El reparto se completa con el barítono inglés Simon Keenlyside como Golaud, mientras que la mezzosoprano Sarah Connolly será Geneviève y Arkel será interpretado por Franz-Josef Selig.

El resto de cantantes serán Stefano Palatchi en el rol de médico y Ruth González como Le Petit Yniold. EFE

id/rq.fch

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