Buenos Aires, 25 ene (EFE).- La sociedad argentina recuerda este martes al fotógrafo José Luis Cabezas, asesinado hace 25 años tras revelar la cara de un poderoso empresario, acontecimiento que marcó la historia de la libertad de expresión del país y por la que cada 25 de enero se celebra el Día Nacional del Reportero Gráfico.

En redes sociales, multitud de usuarios evocaron con sus comentarios el aniversario de ese 25 de enero de 1997, cuando Cabezas fue secuestrado y ejecutado en una fosa situada a las afueras de la ciudad balnearia de Pinamar, en la provincia de Buenos Aires, por ejercer su profesión.

Y varios son los homenajes y menciones especiales impulsados por las principales entidades periodísticas del país.

En la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), su presidente, Daniel Dessein, explicó a Efe que el caso Cabezas “es una bisagra tanto para la libertad de prensa, como el ejercicio periodístico y el escrutinio del poder”.

El fotógrafo había tomado una instantánea para la revista "Noticias" del enigmático empresario Alfredo Yabrán, quien tenía vínculos con las esferas más altas del poder y utilizaba sus compañías para lavar el dinero del narcotráfico y el tráfico ilegal de armas.

“El caso encontró a toda la prensa unida para evitar la impunidad y en consecuencia hubo condenas ejemplares, aunque después de una reducción de penas, a 25 años están todos libres”, agregó.

Por el crimen fueron condenados a cadena perpetua nueve personas, entre ellas el jefe de seguridad de Yabrán, Gregorio Ríos, quien comandó a una banda mixta de policías y delincuentes comunes que fueron los autores materiales del hecho.

“A pesar del desastre político, económico y social, en materia de libertad de prensa el caso Cabezas fijó los límites y fue fundamental para el periodismo”, indicó el directivo de Adepa.

Alfredo Yabrán se suicidó en 1999 cuando la Justicia argentina emitió una orden contra él como presunto autor intelectual del homicidio.

“La muerte de Cabezas fue un mensaje para todo el mundo del periodismo”, aseveró a Efe la presidenta del Foro de Periodismo Argentino (Fopea), Paula Moreno.

“Además, fue un punto de inflexión en el ejercicio periodístico del país y ha sido el peor ataque a la libertad de expresión desde el regreso de la democracia”, sumó la directora de Fopea.

PROTOCOLOS POR ATAQUES A PERIODISTAS

En la actualidad, ambas instituciones periodísticas poseen protocolos de acción ante la posibilidad de que profesionales de la información sufran presiones, amenazas o censura por cumplir con su labor.

Fopea cuenta con una estructura llamada “Monitoreo de Libertad de Expresión”, único en el país suramericano, donde intervienen ante denuncias por posibles intentos de socavar la libertad de prensa.

“Distintos periodistas relevan los casos, toman contacto con la víctima y victimario, se generan expresiones al respecto y buscan visibilizar la situación”, expuso Moreno.

En tiempos de redes sociales la violencia desde el anonimato a través de internet es moneda corriente y la presidenta de Fopea marcó que no solo se apunta contra el periodista, sino también contra su círculo afectivo.

“Los ataques contra la libertad de expresión son recurrentes en sitios alejados del interior del país en donde los periodistas están solos y son muy presionados”, reveló.

“Presentaremos este año un protocolo de ciberataque y ciberacoso para intervenciones más precisas y que los periodistas puedan estar mejor plantados ante esas situaciones”, adelantó la presidenta de la entidad.

Por su parte, Adepa cuenta con un sistema de protección para situaciones donde se puede ver en riesgo la vida del comunicador.

“Nosotros trabajamos con el Ministerio de Seguridad de la Nación para desarrollar un sistema de protección de periodistas, porque hay amenazas del narcotráfico, de organizaciones criminales e incluso de ciertos sectores políticos”, explicó Dessein.

Se traslada al periodista y su familia fuera del lugar de conflicto acompañados de fuerzas policiales y se activan protocolos dentro de las redacciones en caso de llamadas anónimas, así como presentar ciertas notas con varias o sin firmas.

“Son cosas a las que no estamos habituados, pero que cada vez se hacen más comunes en ciertos distritos de la Argentina. La visibilidad es clave, que se refleje en los medios de Buenos Aires que estas cosas están pasando”, concluyó. EFE

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