Barcelona, 11 feb (EFE).- Carmina Virgili se licenció en los años cuarenta en Geología en la Universidad de Barcelona y vio las dificultades de las mujeres para acceder a la enseñanza superior, según consta en los archivos de la UB, que, en el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, ha recuperado la figura de tres antiguas alumnas de principios del s.XX.

Además de la geóloga Carmina Virgili, la UB ha recuperado las historias de la médico y cirujana Josepa Bastard, que se licenció en 1930, y de Maria Vila Clé, que finalizó la licenciatura en Ciencias Exactas en 1940.

Las carreras de estas mujeres se vieron truncadas por la Guerra Civil y la posguerra, que supusieron el exilio para Josepa Bastard y el abandono de la actividad profesional para María Vila Clé, aunque Carmina Virgili encontró una brecha para acceder al mundo académico.

Tras licenciarse, Carmina Virgili continuó la carrera académica hasta doctorarse por esta misma universidad en 1956 y en 1963 se convirtió en la tercera catedrática de España, al ocupar la cátedra de Estratigrafía de la Universidad de Oviedo.

De las tres primeras catedráticas españolas, dos fueron geólogas, que era una nueva especialidad, lo que pudo facilitar el acceso de las mujeres a esta actividad académica.

Según consta en los archivos de la UB, Carmina Virgili se refería en la revista "La Universitat" a la regresión social vivida en España después de la Guerra Civil al decir que "mi madre estudió en el extranjero en los años veinte, pero hacerlo en los años cuarenta era impensable".

En el archivo de la UB consta una anécdota narrada por uno de los discípulos de Carmina Virgili, el catedrático Mariano Marzo, que decía que para un geólogo "el trabajo de campo es fundamental y que cuando Carmina Virgili era estudiante no se entendía que una mujer pudiera ir sola al campo con un martillo de geóloga".

Por ello, según el testimonio de Mariano Marzo, Carmina Virgili iba acompañada a menudo de su madre, y en una ocasión, en la pensión de un pueblo, le dieron una tarjeta a la madre con un contacto "para que pudiera encontrar un trabajo decente en su hija".

En 1930, Josepa Bastard se licenció en Medicina y Cirugía y cuando acabó la carrera empezó a ejercer, al tiempo que se comprometió con las problemáticas sociales del momento, hasta el punto que fue una de las fundadoras del Instituto de Mujeres Libres.

En plena Guerra Civil, Bastard se implicó en la asistencia sanitaria del bando republicano y fue nombrada consejera de Sanidad del Consejo Nacional de la Infancia Evacuada.

Tras la guerra, se exilió a Francia, donde trabajó como médico de guerrilleros y atendió a los maquis españoles, después de la Segunda Guerra Mundial abandonó Europa y se instaló en Venezuela para volver a España en los años setenta, aunque finalmente emprendió de nuevo el camino hacia América.

Otra de las figuras recuperadas por la UB es la de Maria Vila Clé, que finalizó la licenciatura en Ciencias Exactas en 1940 tras interrumpir sus estudios debido al estallido de la Guerra Civil.

Una vez acabados los estudios, Maria Vila Clé esperó un tiempo para pedir el título ya que, como mujer soltera debía cumplir unos meses de servicios sociales para obtener el título de licenciada, por lo que prefirió esperar a contraer matrimonio y así poder pedirlo sin necesidad de ese requisito.

Según el documental "Pioneras. Universitarias de la segunda república", que la UB presentó el pasado mes de noviembre, Maria Vila nunca ejerció como matemática, a diferencia de su marido, y como muchas mujeres de su época se dedicó a la vida doméstica, pero transmitió las ansias de conocimiento a su hija, que en el documental afirma que "con el ejemplo de mi madre, yo no veía otra opción que no fuera estudiar". EFE.

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