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BALONMANO

Las guerreras juveniles hacen historia en China

La selección española femenina de balonmano juvenil ha logrado este domingo un hito histórico al proclamarse campeona del mundo en Chuzhou, China
Final Dinamarca - España. / EP
Final Dinamarca - España. / EP
Las guerreras juveniles hacen historia en China

El oro mundial se tiñe de rojo y gualda. La selección española femenina de balonmano juvenil ha conseguido este domingo en Chuzhou, China, el título de campeonas del mundo, tras vencer a Dinamarca en una final digna de película. Con un resultado de 22-23 y un desenlace que mantuvo a todos al borde de la silla, las jóvenes Guerreras escribieron su nombre en la historia del balonmano.

La victoria no fue sencilla. Fue el resultado de un trabajo colectivo, perseverancia y, sobre todo, de una fuerte convicción en sus propias capacidades. El partido comenzó con la capitana Belén Rodríguez destapando las hostilidades. Desde el primer segundo, quedó claro que España no venía a observar, sino a conquistar.

"Iniciamos con nuestra seña de identidad: la defensa férrea", comentó después del partido la seleccionadora Cristina Cabeza, visiblemente emocionada. Y es que, desde el pitido inicial, la defensa española, encabezada por Kelly Fonkeng y Elena Torres, se mostró impenetrable, creando una muralla que Dinamarca tardó en sortear. Sin embargo, no todo fue un camino de rosas.

Dinamarca, un equipo acostumbrado a estar en la élite, respondió rápidamente a los intentos de España por tomar la delantera. Los primeros compases del encuentro se convirtieron en un intercambio de golpes, con ambas selecciones demostrando por qué habían llegado hasta esa instancia. Sin embargo, la figura de la portera danesa Fonseca Nielsen comenzó a emerger como una verdadera pesadilla para las atacantes españolas. Con reflejos felinos y una gran capacidad para leer los disparos, Nielsen cerró su portería y permitió que Dinamarca tomara una ventaja preocupante de 11-6.

El momento clave: la reacción de las Guerreras

Pero, como en toda gran historia, hubo un momento de inflexión. A pesar de la desventaja, España mantuvo la calma y comenzó a trabajar desde la defensa para recortar la diferencia. Las Guerreras no estaban dispuestas a rendirse sin luchar. La defensa se mantuvo sólida y, poco a poco, fueron ganando confianza en ataque. Antes de que el reloj marcara el final del primer tiempo, España había reducido la distancia a solo dos goles, llegando al descanso con un 11-9 que dejaba todo abierto para la segunda mitad.

El descanso fue un punto de inflexión. Según reveló Cabeza tras el partido, en el vestuario se hizo hincapié en la importancia de creer en la remontada y en mantener la intensidad defensiva. La estrategia estaba clara: sofocar a Dinamarca y atacar con más decisión.

Y así lo hicieron. España salió con todo en la segunda parte. Las Guerreras juveniles dieron una auténtica lección de cómo gestionar la presión y transformarla en energía positiva. El equipo se desató en ataque, con una Belén Rodríguez en modo estelar, acompañada por una Marta Regordán inspirada y las siempre peligrosas Estitxu Rodríguez y Nayra Solís. Juntas, lideraron la ofensiva española, que logró empatar el partido y, lo que es más importante, tomar la delantera en los minutos cruciales.

Sufrimiento hasta el final

Sin embargo, nada en esta final iba a ser fácil. A pesar de haber logrado lo más difícil, ponerse por delante en el marcador, las Guerreras tuvieron que sufrir hasta el último segundo. Dinamarca no estaba dispuesta a entregar la corona sin luchar, y presionaron hasta el final, buscando el empate desesperadamente. La tensión se podía cortar con un cuchillo. Cada ataque danés era una prueba más para la defensa española, que se mantuvo firme y concentrada.

El punto culminante del encuentro llegó en la última jugada. Con España un gol arriba, Dinamarca tuvo la oportunidad de empatar en un ataque final que parecía destinado a forzar la prórroga. El disparo, potente y bien dirigido, parecía imposible de detener. Pero el destino tenía otros planes: el balón se estrelló en el poste, desatando la locura en el banquillo español y asegurando el título mundial.

Las Guerreras juveniles, una generación de oro

Con este título, las Guerreras juveniles confirman su estatus como una generación de oro en el balonmano español. La victoria en China no solo es un premio a su esfuerzo, sino también un símbolo de esperanza para el futuro de este deporte en España. "Este es solo el comienzo", afirmó una emocionada Cristina Cabeza. "Estas chicas han demostrado que pueden competir con las mejores del mundo, y estoy segura de que muchas de ellas estarán liderando a la selección absoluta en un futuro cercano".

Belén Rodríguez, por su parte, destacó la unidad y el compromiso del equipo como las claves de la victoria. "Hemos trabajado muy duro para llegar hasta aquí, y en todo momento hemos creído en nuestras posibilidades. Este triunfo es de todas", declaró la capitana, quien también tuvo palabras de agradecimiento para el cuerpo técnico y los aficionados que, aunque lejos, nunca dejaron de apoyar.

Una victoria que trasciende lo deportivo

El triunfo de las Guerreras juveniles va más allá de lo puramente deportivo. Es un reflejo del esfuerzo, la dedicación y la pasión que caracteriza al deporte español. En un año complicado para muchas disciplinas, este título mundial es un soplo de aire fresco y una demostración de que el trabajo en equipo y la fe en uno mismo pueden superar cualquier obstáculo.

Para España, esta victoria es un motivo de orgullo y una razón más para seguir invirtiendo en el desarrollo del balonmano femenino, un deporte que sigue dando alegrías y que, con este nuevo éxito, confirma su crecimiento imparable.

Las Guerreras juveniles, campeonas del mundo, han dejado claro que el futuro del balonmano español está en muy buenas manos.

Las guerreras juveniles hacen historia en China
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