Cantabria, con su belleza infinita, no solo deleita los sentidos a través de sus paisajes, sino también con una gastronomía que conquista los paladares más exigentes. Desde cocidos tradicionales hasta delicias marinas, estos siete pueblos se destacan como destinos imprescindibles para los amantes de la buena comida. Prepárate para un viaje culinario inolvidable en la tierra de los sabores auténticos.

1. Liébana: El reino del Cocido Lebaniego

Liébana no es solo un destino de peregrinación espiritual, sino también un paraíso para los amantes de la cuchara. Aquí, el cocido lebaniego es una obra maestra, combinando garbanzos, patatas y berza con un compango cárnico que incluye chorizo, morcilla, tocino y zancarrón de ternera. En lugares como Casa Fofi o Mesón La Vega, esta especialidad te transporta a la esencia misma de la tradición cántabra.

2. Santoña: La cuna de la anchoa del Cantábrico

En Santoña, la anchoa del Cantábrico es la protagonista indiscutible. Esta villa marinera vibra al ritmo de las conserveras que producen las mejores anchoas, especialmente durante la costera de abril y mayo. No puedes dejar de visitar nombres de referencia como Angelachu, Bolado, Carlanmar o Solano Arriola, donde la calidad y el sabor se encuentran en cada bocado.

3. Ruiloba: El tesoro del vino cántabro

En Ruiloba, el vino cántabro ha encontrado su lugar. Los viñedos de Bodegas Miradorio ofrecen un paisaje espectacular, y sus referencias como Mar de Fondo y Tussío muestran que Cantabria también tiene un lado vitivinícola digno de descubrir. Blancos con notas salinas y afrutadas son la muestra perfecta de esta Cantabria líquida.

4. San Vicente de la Barquera: Sorropotún y tradición marinera

San Vicente de la Barquera es sinónimo de sorropotún, un guiso marinero que rinde homenaje al bonito del norte. Este plato, primo del marmitako vasco, se cocina con el mejor bonito y se sirve sobre rebanadas finas de pan. Los restaurantes Mesón Las Redes y Puente La Maza son paradas obligatorias para degustar este manjar marinero.

5. Entrambasaguas: Alta cocina en La Bicicleta

En Entrambasaguas, el restaurante La Bicicleta de Eduardo Quintana ha puesto en el mapa a este pequeño pueblo gracias a su Estrella Michelin. Aquí, la cocina sostenible y de producto local se encuentra con la innovación, creando una experiencia gastronómica que refleja la conexión vascocántabra de altos vuelos.

6. Arce: Rabas de alta costura en El Nuevo Molino

El Nuevo Molino, en Arce, es otro de los templos de la gastronomía cántabra con Estrella Michelin. Su vaca tudanca y sus rabas son dos de los platos más emblemáticos que justifican una visita. Aquí, las rabas alcanzan la perfección con un rebozado sutil y una textura impecable.

7. Llera: La dulzura de los Valles Pasiegos

En Llera, la mantequilla y la leche de los valles pasiegos se transforman en dulces cremosos que son un verdadero regalo para el paladar. Los Sobaos El Macho y sus quesadas representan lo mejor de la repostería cántabra, convirtiendo cualquier visita en una experiencia dulce que pide a gritos un buen café.