La tensión entre China y la Unión Europea alcanza nuevos niveles, con Pekín amenazando con represalias contra el sector agrícola y de la aviación si continúa la investigación sobre los coches eléctricos chinos.

Desde que Ursula von der Leyen anunciara la apertura de la investigación el pasado septiembre, se preveía una respuesta contundente por parte del gigante asiático. Ahora, ocho meses después y sin que la Comisión Europea haya emitido su veredicto, las repercusiones comienzan a hacerse sentir.

En una carta dirigida al comisario europeo Valdis Dombrovskis, el ministro de Comercio chino advierte que el sector agrícola y de la aviación sufrirán las consecuencias si la UE no pone fin a la guerra comercial. Pekín solicita un "reinicio" para evitar una escalada de tensiones, pero advierte que las hostilidades comenzarán con estos sectores y podrían extenderse a otros.

Aunque la UE se encamina hacia sanciones y aranceles en relación con los coches eléctricos chinos, Von der Leyen ha descartado la imposición de aranceles generalizados, optando por una estrategia producto por producto. Esta postura, sin embargo, no ha satisfecho a China, que continúa indignada con la investigación en curso.

La incertidumbre sobre las consecuencias de la investigación persiste, pero algunos en el sector abogan por aumentar los aranceles de importación del 10 % actual al 50 % para garantizar la competitividad del mercado.

Ante este panorama, Pekín insta a buscar una solución negociada que ponga fin a los desencuentros. En caso contrario, la agricultura y la aviación europeas podrían ser las primeras víctimas de las represalias chinas, con implicaciones significativas para el comercio bilateral.