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GOVERN

Illa lidia con el retraso en la sustitución de 500 cargos en la Generalitat

Salvador Illa enfrenta complicaciones para reemplazar a más de 200 cargos de ERC en la Generalitat. ERC pide ceses rápidos para enfocarse en la oposición, mientras el PSC busca personal idóneo.
El president de la Generalitat, Salvador Illa, durante un primer pleno. / Alberto Paredes
El president de la Generalitat, Salvador Illa, durante un primer pleno. / Alberto Paredes
Illa lidia con el retraso en la sustitución de 500 cargos en la Generalitat

El proceso de renovación de cargos en la Generalitat, liderado por Salvador Illa, está generando dificultades significativas, con especial atención a los puestos conocidos como el ‘sottogoverno’. En este contexto, la administración socialista se enfrenta a la tarea de sustituir alrededor de 500 altos cargos que quedaron de la gestión anterior, controlada por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Sin embargo, el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) está encontrando trabas para completar esta renovación, lo que está ocasionando tensiones con la formación republicana.

ERC, que hasta hace poco encabezaba el ejecutivo catalán, calcula que alrededor de 200 de sus antiguos altos cargos siguen en posiciones clave del actual gobierno, una situación que desearían cambiar cuanto antes. La formación independentista ha manifestado su voluntad de que estos cargos sean cesados con rapidez, argumentando que solo así podrán enfocarse plenamente en su papel como oposición. "Queremos centrarnos en la oposición y no parecer que estamos colaborando con los socialistas", expresan desde el partido republicano. Sin embargo, desde el PSC, la transición de personal no se está llevando a cabo con la celeridad que ERC demanda.

La portavoz del Govern, Sílvia Paneque, explicó que el gobierno de Salvador Illa no se dejará presionar y que lo prioritario es "encontrar a las mejores personas, con las trayectorias y currículums más adecuados". Estas declaraciones sugieren que algunos cargos del anterior gobierno de ERC podrían mantenerse en sus puestos si cumplen con los criterios establecidos por el nuevo ejecutivo. No obstante, los líderes de ERC han instruido a sus miembros a rechazar cualquier oferta que provenga del gobierno socialista. A pesar de estas directrices, dos consejeros del nuevo gobierno pertenecen a la órbita de ERC: Francesc Xavier Vila, responsable de la Consejería de Política Lingüística, y Sonia Hernández, consejera de Cultura, quien ya ocupaba un cargo en el anterior ejecutivo, liderado por Pere Aragonès.

La preocupación de ERC se extiende más allá de los puestos de alto perfil. Desde la formación, existe el temor de que Salvador Illa pueda mantener en sus funciones a una amplia gama de funcionarios de menor rango, como secretarios, directores generales y delegados de empresas públicas. La incomodidad en ERC ha aumentado tras la última reunión del Govern, en la que se aprobaron apenas una veintena de nombramientos, una cifra que consideran insuficiente. Entre los nuevos nombres destacan José Luis Martínez-Alonso, nuevo director del Gabinete Jurídico de la Generalitat, y David Lizoain, quien sustituye a Beth Espinal como director general de Análisis y Prospectiva Económica. Además, se produjeron relevos en otros organismos dependientes de la Generalitat, como el Instituto Catalán de la Acogida y la Adopción, dirigido ahora por Elena Lladós, y la Agencia para la Competitividad de las Empresas, bajo la dirección de Jaume Baró.

A pesar de estos cambios, varias figuras relevantes de ERC continúan en posiciones clave. Lluís Salvadó, presidente del Puerto de Barcelona, y Joan Ridao, director del Instituto de Estudios del Autogobierno, son solo algunos ejemplos. Otro caso destacado es el de Isaac Peraire, director de la Agencia Catalana de Residuos, quien solicitó ser cesado debido a "diferencias ideológicas y de proyecto". La secretaria general de ERC, Marta Rovira, en una entrevista concedida a TV3, reconoció las dificultades para hacer el traspaso en agosto, admitiendo que "encontrar a gente que pudiera ser designada para ejecutar todas las funciones del gobierno de la Generalitat" no era una tarea sencilla. No obstante, subrayó que "a estas alturas, Illa tiene que acabar de cesar a los altos cargos de Govern".

Algunos miembros de ERC han decidido dimitir, como en el caso de Peraire, pero otros permanecen en silencio respecto a su situación. Un diputado en el Parlament, que no pertenece a ERC, declaró a El Debate que, para muchos altos cargos, mantenerse en la administración, aunque sea bajo otro signo político, resulta una tentación difícil de resistir. "Para algunos, es muy 'goloso' quedarse, aunque el gobierno sea de otro color", dijo el diputado. Además, resaltó que ERC atraviesa un periodo difícil, con divisiones internas profundas y un horizonte político incierto, lo que podría hacer que el partido enfrente "años de travesía en el desierto".

Mientras tanto, los socialistas admiten que la tarea de llenar los puestos vacantes del ‘sottogoverno’ no es sencilla. Esto se debe, en parte, a que muchas de las personas idóneas para ocupar estos cargos ya han sido designadas para funciones en otras administraciones, como ayuntamientos o el gobierno central, a raíz del éxito del PSC en recientes elecciones. También influyen otros factores, como el hecho de que este ejecutivo cuenta con dos consejerías más que el anterior. Además, hay diferencias entre departamentos: mientras que áreas como Educación y Derechos Sociales han avanzado en la renovación de sus estructuras, otras, como Universidades o Acción Exterior, apenas han hecho progresos. El equipo de Illa se ha dado un plazo de varias semanas más para completar esta tarea.

Illa lidia con el retraso en la sustitución de 500 cargos en la Generalitat
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