La masiva concentración del domingo en la Plaza de Colón de Madrid se erigió como un contundente rechazo ciudadano a la propuesta de amnistía del presidente Pedro Sánchez, negociada como parte de un complejo acuerdo político para asegurar su investidura, según denunciaron los organizadores del evento encabezados por Denaes.

A pesar de las inclemencias climáticas y un cielo amenazante, decenas de miles de manifestantes, respaldados por al menos medio centenar de asociaciones cívicas, desafiaron el frío otoñal para hacer oír su voz en contra de la medida de gracia propuesta. La Delegación del Gobierno en Madrid calculó la asistencia en alrededor de 100,000 personas, mientras que Denaes afirmó que la cifra se acercaba a los 200,000, subrayando la magnitud y la fuerza del descontento popular.

En un escenario donde las banderas de España ondeaban y las consignas resonaban, desde "Golpistas protegidos, españoles abandonados" hasta "¡Amnistía no, Sánchez traidor!", los manifestantes expresaron su indignación por lo que consideran un acto de traición por parte del Gobierno. Las palabras del líder de Vox, Santiago Abascal, resonaron entre la multitud, donde abordó la amenaza percibida a las libertades y democracia españolas, aludiendo directamente al secretario general del Partido Socialista y su ejecutiva.

El evento también contó con la participación de líderes de asociaciones cívicas, quienes advirtieron sobre las posibles consecuencias de la amnistía propuesta, sosteniendo que podría allanar el camino hacia una votación por la independencia. La preocupación por el rumbo político y las acusaciones de traición y corrupción permearon los discursos de varios oradores, incluyendo al periodista Luis del Pino y a la presidenta de la asociación juvenil S’ha Acabat, Julia Calvet.

La manifestación, convocada por Denaes semanas atrás, surge en respuesta directa a las controvertidas declaraciones de Pedro Sánchez, quien, apenas un día antes del evento, admitió la posibilidad de una amnistía "por España, por la convivencia en Cataluña". Estas declaraciones provocaron la reacción inmediata de Abascal, quien calificó al presidente como "el más corrupto de la Historia de España". Así, la Plaza de Colón se convirtió en el epicentro de un rechazo popular masivo ante una medida que, de implementarse, implicaría el perdón de los delitos cometidos por el separatismo a lo largo de la última década