La muerte del presidente de la República Islámica de Irán, Ebrahim Raisí, marcan un punto de inflexión en la historia contemporánea de esta potencia regional. Ante este suceso, se ha designado de manera provisional al vicepresidente Mohammad Reza Mokhber Dezfouli, actual secretario del Consejo Supremo de la Revolución Cultural, quien asumirá el liderazgo del país conforme a lo estipulado en la Constitución persa vigente.

"Es un momento de transición crucial para nuestra nación", declaró Dezfouli en una breve alocución tras asumir temporalmente la presidencia. "Nos comprometemos a seguir adelante con los principios fundamentales de nuestra república, guiados siempre por la sabiduría del ayatolá Alí Jamenei".

El proceso de sucesión, establecido en el artículo 131 de la Constitución, implica la convocatoria de nuevas elecciones presidenciales en un plazo de cincuenta días, lo que promete una intensa actividad política en el horizonte cercano.

La situación interna de Irán se caracteriza por un clima de malestar entre la población, especialmente en las áreas urbanas como Teherán, donde se han manifestado preocupaciones por los excesos policiales y el aumento del costo de vida. Este último aspecto ha sido exacerbado por la decisión de Estados Unidos de romper los Acuerdos de Viena, suscritos durante la administración de Barack Obama, lo que ha afectado significativamente la economía iraní.

El ingreso de Irán en los BRICS se presenta como una posible vía para mitigar las dificultades económicas y satisfacer las demandas de la población. "Las necesidades y preocupaciones de nuestro pueblo serán una prioridad absoluta en las próximas elecciones", afirmó Dezfouli.